Imayoshi

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-¿No te han enseñado a no apostar? -Preguntó Momoi mientras se comía su almuerzo -y menos con Imayoshi-san -su ceño fruncido solo me decía que ella había aprendido de la experiencia o, viendo a otros.

-solo aposté un helado, no creo que me deje sin dinero -me encogí de hombros, Momoi me miró con los labios en línea recta, desaprobaba totalmente mis juegos con el tipo.

-No, no aprendiste de la vez pasada -se respondió a sí misma y se pasó una mano por la cara.

-ejejeje -me rasqué la cara incómoda.

Al menos Imayoshi-san prometió que no se va a aprovechar y solo me hará comprar cinco kilos de helado, mis ahorros... snif, snif. Se preguntarán por qué no he ido con Kuroko ya que hoy tocaba, la respuesta es que se fueron a las montañas a un campamento de entrenamiento y no estaría por un mes, así que cuando vuelva pasaré tiempo extra con él.

-¡Miran! ¡Ahí está mi loli favorita! -Mine-kun apareció de la nada, todo happy.

-¿Que quieres? -le pregunté mientras comía un bocado de mi almuerzo, al darme cuenta que eso era lo que miraba, me negué y aparté la comida de él.

-eres mala -se quejó.

-que milagro -Imayoshi-san se acercó a nosotros -Aomine respetó a alguien y no le robó su comida -aclaró ante nuestras miradas extrañadas.

-¡Oe! ¿Por quién me tomas? -le gritó Aomine.

-Es que si lo hacía se iba a despedir de su mano -respondió Momoi guardando su tupper.

-sí, me veía venir esa respuesta -se burló Imayoshi.

-¡Hey! ¿Por quién me toman? -reclamé.

-niña, hora de saldar tu deuda -apuntó a la salida ¿Qué? ¿El alumno ejemplar se va a escapar?

-no me dejen ir -rogué a Momoi, pero esta se lavó las manos.

-por mala -Aomine me esquivó cuando intenté aferrarme a él, además, Imayoshi ya me tenía agarrada del cuello de la remera.

-¿Y si me hace algo? ¿Cómo sabrán dónde está mi cadáver? -trate de apelar a sus miedos.

-No te va a asesinar... -se despidieron de mi.

Imayoshi me arrastró a una heladería al azar y empezó a pedir, la dependienta me vio pagar y le miró mal como si se estuviera aprovechando de mi.

-Apuestas son apuestas -claro, como no es a él a quien le toca perder dinero...

-¿Tienes algún chisme nuevo? -le pregunté, estaba recostada mirando hacia la calle.

-¿Como qué?

-no sé, ¿Por qué dejas que Ahomine no practique? ¿Y la novia? ¿Para cuando nos la presentas? ¿Planeas tener hijos? ¿Le vas al Aomomo, al AoKuro o al Kuromomo? -empecé a soltar preguntas.

-Porque fue el trato que hizo con el entrenador. ¿Quien eres? ¿Mi tía? Si van a ser como tú, dudo de tenerlos, le voy al Aomomo, aunque debería ir al Kuromomo ¿Verdad? Pero suena interesante el AoKuro -respondió del mismo modo.

-¿Hobbies?

-carreras de caballos, no apuesto, no sea que termine como tú -se burló -¿Qué es esto? ¿Una entrevista de trabajo?

-tal vez es como una cita a ciegas -le guiñé el ojo.

-no quiero ir a la cárcel y, si fueras mayor, igual no estaría contigo, esos dos me destrozan antes de tocar un solo pelo tuyo -se alejó.

-no, ellos no, mi hermano -le aclaré.

-¿Y bien?

-que

-tu opinión

-¿De qué?

-la Winter Cup -ah, ya nos desviamos del camino del ocio a ponernos a evadir respuestas.

-nada, no opino nada, soy imparcial, así me mantendre, los odio a todos -me tapé los oídos en un vago intento de evitar que intentara sacarme respuestas.

-Aomine es el más fuerte, pero con Kise pisándole los talones...

-mi Kise es el mejor -señalé, ayno, Imayoshi se rió por mi boca suelta -pero las técnicas de Aomine son increíbles -traté de salvar -y, mi hermano, sus tiros son imparables, Murasakibara tiene una gran defensa, pero ese no es todo su poder y... Seijuuro, bueno -¿Qué puedo decir de él? Vamos, que él prácticamente es el culpable de que fueran por distintos caminos, es fuerte, sí, pero, su forma de ser... hace que quiera que pierda y no intencionalmente como hace contra mi.

-¿Y Kuroko?

-él es impredecible -fue lo único que respondí -y no me hagas más preguntas, desde ahora ya no hablaré más -hice como si tuviera un cierre en la boca y tiré la llave del candado imaginario que le puse.

No regresamos a la escuela porque Imayoshi tenía que llevar los 2 kilos restantes a su casa antes que se derritieran ¿Pueden creer que se comió 3 kg sin que el cerebro se le congelase?

-Capitán, gracias -Me tenía de la mano, disque para que no huya

-No hice nada -respondió

-Eres un buen amigo -aclaré y él solo se limitó a despeinarme.

La Hermana De Shintarō MidorimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora