Pesadillas

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Me dirigí hacia las mesas, Akashi Seijuuro hablaba con su padre, cuando me iba a sentar un hombre puso su mano sobre mi hombro, no le pude ver el rostro, pero a su lado un vestido celeste me dijo que lo que se venía iba a ser malo, para ella, sonreí, ambos Akashi me miraron

-Buenas tardes, señor Masaomi Akashi, un hombre tan respetable, de buenos valores que me supongo han sido inculcados a su hijo, más no así, permite que se junte con gente de baja calaña -anunció el hombre, Akashi padre me miró levantando una ceja, ensanché mi sonrisa -. Joven Akashi, debe ver lo que su... acompañante hizo por mi hija, debería empezar a aprender a seleccionar mejor la gente con la que se rodea -este hombre estaba empezando a irritar a padre e hijo, ninguno de los dos estaba acostumbrado a que sean criticados y menos por las personas con quien se junta, una mano pasó frente a mí, la muñeca estaba verde, y poseía puntitos morados, reí por lo bajo, ahora su padre sabra quien es realmente la cosa a la que crió

-Estaba en el baño, cuando, Miran se acercó a mi, como habíamos sido compañeras en la escuela, la saludé amablemente, sin embargo, me tomó de la mano y me la dobló, parecía enojada, me dijo que me mantuviera alejada de su hijo, señor, al parecer le gusta -dijo Mei, aprentando estar asustada de permanecer cerca de mi

-Señor, con todo el respeto que se merece y que dudo que su hija lo haga -empecé -considero que usted debería juzgar más a los suyos y principalmente a la niña que está criando, debería aprender que debe dejar a las personas en paz si estas no muestran deseo de jugar o pasar tiempo con ella, y mucho menos a golpearla o romperle un libro que pudo haber sido de gran valor sentimental para la persona a quien molesta, lo que yo le he hecho, porque sí, lo hice, es poco a comparación de lo que ella hizo y me iba a hacer -va a ver quien es su hija -, si me permite mostrarle -enseñé mi brazo izquierdo -estas son cicatrices de lo que ella y sus amigas me hicieron -señalé las zonas donde habían marcas de cortadas que tuvieron que hacerme para drenar hematomas hinchados que habían quedado de los golpes que me dieron

-eso no es cierto -se burló Mei

-me consta de que Miran dice la verdad, el último año que ella estuvo en una escuela, fue brutalmente golpeada por unas niñas, yo mismo fui a verla cuando estaba en recuperación, aún va a tratamiento psicólogico para superar el miedo a la escuela -exageró Akashi defendiéndome -todo debido a que no era la primera vez que había pasado por ello

-En vista de que la acompañante de mi hijo, ha dado razones válidas para lo que ha hecho, debo decirle que la deje tranquila, puesto que fue originalmente su hija quien la molestó -Masaomi se levantó -. Además, dado que acabamos de terminar de comer, las malas situaciones, podrían causarnos problemas digestivos, por lo que debo perdirles que se retiren a su mesa -este hombre da miedo

-s-s-sí, señor, disculpa las molestias -dijo el hombre tomando del brazo a Mei con fuerza y llevándola a rastras a otro lugar

-y ustedes dos, ya he pedido el coche, habrán de haber llegado, pueden retirarse -nos ordenó a Seijuuro y a mi, bueno, mientras más rápido salga de aquí... mejor para mi.

Nos dirigimos directo a la casa, en todo el camino, no cruzamos palabras con Seijuuro, en poco tiempo habían pasado demasiadas cosas y ya empezaba a dolerme la cabeza. Cuando llegamos, él pidió a uno de los sirvientes que llevara mis cosas a una de las habitaciones de invitados, este asintió y con rapidez tomó mis cosas y me guió, Akashi iba delante de nosotros y entró a una habitación frente a la que el chico me asignó, entré y le agradecí mientras me entregaba el bolso donde tenía mis cosas.

Ingresé al baño dispuesta a tomar una ducha, pero no conté con que el piso sea demasiado resbaloso y caí, ufff, en ese momento recién me dí cuenta de que hasta ahora no había cogido el suficiente aire que necesitaba, por lo que respiré ondo varias veces hasta sentir el oxígeno a niveles adecuados llegar al cerebro, ya mejor me levanté y procedí a ducharme.

La Hermana De Shintarō MidorimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora