Kyungsoo

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Kim JongIn está en mi cuarto.
No, ¡Kim JongIn está en mi CAMA!

No estoy preparado para esto NI DE COÑA. De hecho, siento la tentación de escribirle un mensaje a escondidas a Luhan con un SOS pidiéndole consejo, porque no tengo ni idea de lo que hacer o decir.

En el lado positivo, estamos viendo una película, lo que significa que no tengo que hacer o decir nada, excepto mirar al portátil, reírme de los chistes cuando toca y pretender que el chico más buenorro de Briar no está sentado ¡en mi cama!

Pero es que encima está caliente, en lo que tiene que ver con su temperatura corporal, claro. En serio, el calor de su cuerpo es como un horno y, dado que mi temperatura ya ha subido por su presencia, sin olvidar el hormigueo que siento, el calor que irradia me está empezando a hacer sudar.

Tratando de no llamar la atención, me
quito la sudadera y la coloco junto a mí,
pero el movimiento hace que JongIn gire
la cabeza hacia mí.

Sus profundos ojos cafes se fijan en mi camiseta ajustada y descansan un rato en mi pecho. Oh, Dios. Me está mirando los pezones. Su mirada arde. Cuando se da cuenta de que le he pillado mirándome, solo me guiña un ojo y vuelve la atención a la pantalla.

Ya es oficial: he conocido a un chico que guiña un ojo y FUNCIONA. Prestar atención a la película es imposible. Mi mirada está puesta en la pantalla, pero mi mente está en otro lugar.

Está centrada completamente en el chico que hay a mi lado. Es mucho más corpulento de lo que pensaba. Una espalda increíblemente ancha, pecho musculoso, piernas largas que se extienden por delante de él.

Le he visto jugar al hockey, así que sé que es
agresivo en el hielo, y tener ese potente cuerpo a unos centímetros de mi cuerpo
dispara un escalofrío por mi columna
vertebral.

Parece mucho más mayor y masculino que los chicos de primero con los que he estado charlando durante todo el año.

A ver, tonto. Es que él va a tercero. Exacto. Pero… parece incluso más mayor. Todo ese rollo masculino que tiene…, me dan ganas de arrancarle la ropa y lamerle como a un helado de cucurucho.

Me meto un osito en la boca,esperando que el masticar le lleve un poco de saliva a mi necesitada garganta seca. En la pantalla, la mujer de McClane está en el avión discutiendo con el presentador de noticias que les causó problemas a los McClane en la primera entrega y, de repente, JongIn me mira; la curiosidad inunda su expresión.

—Oye, ¿crees que serías capaz de aterrizar un avión si no tuvieras otra opción?

Me río.

—Pensé que me habías dicho que habías visto esta película. Sabes que ella no tiene que aterrizar el avión, ¿verdad?

—Ya, eso ya lo sé, pero me ha hecho preguntarme qué haría yo si estuviera en un avión y fuera el único que puede aterrizarlo. —Suspira—.

No creo que fuese capaz de conseguirlo.
Me sorprende que tarde tan poco en admitirlo. Otros chicos intentarían actuar en plan machito y fardar de que pueden aterrizar esa cosa con los ojos cerrados o algo así.

—Yo tampoco —lo confieso—.

Si acaso, puedo imaginarme a mí mismo
jorobando la situación aún más. Probablemente despresurizaría accidentalmente la cabina tocando el
botón equivocado. Así que no. Tengo miedo a las alturas, por lo que estoy bastante seguro de que me desmayaría nada más entrar en la cabina y mirar por el parabrisas.

Se ríe, y el ronco sonido de su garganta pone en marcha una nueva ronda de hormigueo.

—Podría ser capaz de volar un helicóptero—reflexiona—. Eso es probablemente más fácil que un avión, ¿verdad?

Tu y yo (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora