Kim JongIn

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Mejor. Finde. De. La. Vida. Sinceramente, no puedo recordar la última vez que sonreí tanto. O reí tanto. O follé tanto. Kyugsoo y yo y hemos estado follando como conejos desde el viernes por la noche, y cada vez es mejor que la anterior. Ahora es domingo por la mañana y SEGUIMOS en ello, enredados entre las sábanas mientras mi polla se hunde en su calor apretado.

Por supuesto, he sido cuidadoso y le he preguntado si le dolía, pero insiste en que no. Y si le duele, lo está aguantando como un campeon. Como un jugador de hockey que se venda a sí mismo, se pone sus protectores y se va al hielo porque el partido es lo más importante.

Supongo que yo soy así de importante para él, o quizá solo le mole la increíble cantidad de orgasmos que le estoy dando. Y está a punto de conseguir otro. Le he estado chupando ahí atras durante treinta minutos antes de no poder aguantarlo más y necesitar desesperadamente estar dentro de él; su culo sigue húmedo e hinchado por las atenciones de mi lengua y me agarra como una puta abrazadera, mientras su esbelto cuerpo se curva contra el mío; su columna vertebral se arquea para encontrarse con cada embestida apresurada que le doy.

Está a punto de correrse. He memorizado sus reacciones, los ruidos que hace y la forma en la que sus músculos internos ondean en mi polla cuando su orgasmo es inminente.

—¡Oh! —Su respiración se entrecorta cuando muevo mis caderas; sus ojos me miran—. Es… tan… bueno..«Bueno» no se acerca ni remotamente a la realidad, es… la hostia de increíble. Divino. Es el paraíso aquí mismo en esta cama. Adoro su culo. Lo adoro a ÉL.

La base de mi columna vertebral hormiguea. El placer aprieta mis músculos. Bajo mis manos a su culo y clavo mis dedos en su carne firme. Ahora estamos más juntos, follando con más fuerza. Yo me corro primero, mi mente vuela, nublada e incoherente. Él  lo hace justo después, apretando mi.polla a tope mientras emite un ruido entrecortado y maravilloso que me vuelve loco.

Después de cada uno de los polvos de este fin de semana casi se me escapa decirle «te quiero», y cada vez he sellado mis labios para impedir que las palabras salgan, porque tengo miedo a decírselo demasiado pronto. Lo conozco desde abril, pero no estábamos saliendo.

Ahora sí salimos juntos y casi hemos llegado a la marca de un mes, pero no estoy seguro de cuáles son las reglas para eso. A mi primera novia le dije que la quería después de dos semanas de salir. A mi segundo, después de cinco meses. Así que tal vez debería hacer una media y decírselo a Kyungsoo… ¿a los tres meses? Sí. Eso parece un tiempo adecuado.

Una vez nos recuperamos de nuestros respectivos orgasmos, decidimos, por
fin, salir de la cama. Es casi mediodía y
no hemos comido nada desde que nos
despertamos; mi estómago ruge como el
motor de un coche antiguo. Nos ponemos por encima algo de ropa porque, da igual cuantas veces intente convencerlo, Kyungsoo se niega a caminar desnudo por la casa por si mis compañeros de piso vuelven de repente.

Le he estado tomando el pelo sin parar por su pudor injustificado, pero descubro rápidamente que Kyungsoo tiene un rasgo
increíblemente molesto: siempre tiene
razón. Acabamos de entrar en la cocina
cuando oímos unos pasos que resuenan
desde el salón.

—¡Lo ves! —Me mira regodeándose

—. ¡Nos habrían pillado!

—Créeme, los chicos me han visto desnudo un millón de veces —respondo con sequedad. —Vale. Pero no me van a ver a mí desnudo nunca, si lo puedo impedir.

De repente, me imagino a Suho mirando con lujuria sus nalgas desnudas, y el fogonazo de celos que me provoca me hace darme cuenta de lo agradecido que estoy de que haya decidido ponerse ropa. Pero no es Suho el que aparece en la cocina un minuto después. Es Chen, con Minseok detrás.

Tu y yo (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora