Kyungsoo

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Empecé mi primer año de universidad
siendo virgen.Estoy empezando a pensar que voy a acabarlo de la misma forma.

No es que haya nada malo en ser un
miembro más del club V. ¿Y qué si estoy
a punto de cumplir diecinueve años?

Estoy lejos de que me llamen solteron
y, desde luego, no me van a cubrir de
alquitrán y plumas en la calle por seguir
teniendo el culo intacto.

Además, no es que no haya tenido la
oportunidad de perder mi virginidad
este año. Desde que llegué a la Universidad Briar, mi mejor amigo me ha arrastrado a más fiestas de las que puedo contar.

Y desde luego muchos chicos han flirteado conmigo. Algunos de ellos me han entrado directamente.Uno incluso me envió una foto de su pene con un mensaje que decía: «es todo tuyo, nene».

Eso fue…, bueno, vale, superasqueroso, pero estoy seguro de que si realmente me hubiera MOLADO ese tío, me podría haber sentido, no sé, ¿halagado? Puede ser.

Pero no me he sentido atraído por
ninguno de esos chicos. Y, por desgracia, todos los que sí me llaman la atención ni siquiera me miran. Hasta esta noche.

Cuando Luhan anunció que íbamos
a la fiesta de una fraternidad, no tenía
grandes esperanzas de encontrar a nadie
interesante.

Da la impresión de que cada vez que vamos a la calle donde están todas las fraternidades, todo lo que hacen los chicos es intentar liarnos a Luhan y a mí para que nos enrollemos con ellos. Pero esta noche…, esta noche he conocido a un chico que me gusta un poco.

Su nombre es Jo In Sung. Es guapo y no
emana para nada energía de cabronazo.
Y no solo está bastante sobrio, sino que
también habla usando oraciones completas y no ha dicho la palabra «coleguita» ni una sola vez desde que empezamos a hablar.

O mejor dicho,desde que empezó a hablar. Yo no he dicho mucho, pero estoy perfectamente feliz aquí de pie escuchándole; me da la oportunidad de admirar su mandíbula cincelada y la adorable forma en la que su pelo rubio se curva bajo sus orejas.

Para ser honesto, probablemente sea
mejor que yo no hable. Los chicos
guapos me ponen nervioso. Y cuando
digo nervioso, me refiero a que la lengua
se me traba y el cerebro deja de
funcionar correctamente.

Todos mis filtros se evaporan y de repente empiezo a contar la historia de cuando me hice pis en los pantalones en tercero durante una excursión a la fábrica de sirope de arce, o el miedo que me dan las marionetas, o que tengo un leve trastorno obsesivo compulsivo que puede hacerme empezar a ordenar la habitación de cualquiera en cuanto gira la cabeza hacia otro lado.

Así que sí, es mejor que simplemente
sonria y asienta y suelte un «¿en serio?»
de vez en cuando, para dejar claro que
no soy mudo. Pero a veces eso no es
posible, sobre todo cuando el chico
guapo en cuestión dice algo que requiere
una respuesta de verdad.

—¿Quieres ir afuera a fumar esto? —

In Sung saca un porro del bolsillo de su
camisa y lo sostiene en frente de mí—.
Lo encendería aquí pero el presidente
me echaría de la fraternidad si lo hago.
Me muevo con torpeza.

—Eh… no, gracias.

—¿No fumas hierba?

—No. A ver, sí que he fumado alguna vez, pero no lo hago a menudo. Me hace sentir súper… mareadillo.

Él sonríe y en sus mejillas aparecen
dos hoyuelos preciosos.

—Ese es un poco el sentido de fumar
marihuana.

—Sí, supongo. Pero también me hace sentir muy cansado. Ah, y cada vez que fumo acabo pensando en una presentación en Power Point que mi padre me obligó a ver cuando tenía trece años.

Tu y yo (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora