Kyungsoo

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Hace una tarde templada y muy agradable, así que mi padre decide que es mejor que cenemos en el patio. Pone unos chuletones en la barbacoa mientras JongIn y yo nos encargamos del resto de la cena. A mí me toca preparar las patatas al horno y JongIn se pone con la ensalada.

Aunque si uno ve cómo se concentra al cortar los tomates en rodajas, podría pensar que es un aspirante en las pruebas de  selección de Top Chef.

—Relax, Jongini —bromeo—. Tu destreza en la preparación de ensaladas no va a influir en que le caigas bien o no. Además, creo que a mi padre ya le cae bien. No lo ha interrogado como yo esperaba, y creo que se ha sentido aliviado al escuchar la broma que JongIn  le ha soltado nada más hacer las presentaciones.

Mi padre siempre pensó que Jackson carecía por completo de personalidad. Sí, el profesor de biología molecular me sentó un día en el sofá y me dijo que mi novio era aburrido. Algo que para nada se acerca a la realidad: Jackson era tímido, no aburrido. Cuando estábamos solos hacía que me partiera de risa.

Pero papá nunca llego a ver eso, y es indudable que JongIn tiene mucha más
confianza en sí mismo de la que Jackson
tuvo jamás. A los cinco minutos de conocerlo, JongIn le ha echado una bronca cariñosa a mi padre por educarme en el odio hacia el hockey, y mi padre saca el tema en cuanto nos sentamos en la mesa de cristal del porche.

—Esta es la cuestión, Jong —dice mientras corta su chuletón—. Kyungsoo es lo suficientemente inteligente como para
reconocer que el nivel de habilidad que
requiere el hockey es, a todas luces, inferior. —Sus ojos brillan juguetonamente. JongIn simula indignación.

—Cómo se atreve, señor.

—Asúmelo, chaval. El fútbol americano requiere de otro nivel físico.Pensativo, mi novio mastica un bocado de patata al horno.

—De acuerdo. Un caso práctico para usted. Cogemos a todos los jugadores de los Bruins y los metemos en un campo de fútbol americano con la equipación. Le GARANTIZO que jugarían los cuatros tiempos con solvencia e incluso podrían dar alguna que otra paliza.

— Sonríe—. Ahora cogemos a los Pats, les damos unos patines y unos sticks, y les metemos en el hielo. Con honestidad, ¿podrían jugar los tres tiempos y hacerlo
BIEN? Mi padre entrecierra los ojos.

—Bueno, no. Pero porque muchos de ellos probablemente no saben patinar.JongIn sonríe, triunfante.

—Pero tienen un nivel físico superior ¿no? —le recuerda a mi padre—. Entonces, ¿por qué no saben patinar? Mi padre suspira.

—Touché, señor JongIn, touché.Yo me río.
El resto de la cena transcurre más o menos igual, con debates animados que terminan con uno de los dos, o ambos, sonriendo. No puedo contener la explosión de alegría que hay en mi corazón.

Ver que se llevan bien supone un gran alivio. He conseguido que tanto mi madre como  mi padre me den el visto bueno, y sus opiniones me importan profundamente. Mi padre saca el tema de mi madre en la ñ conversación mientras entre los tres recogemos la mesa.

—Tu madre está pensando en venir a
Hastings en Acción de Gracias.

—¿En serio? —La noticia me emociona—. ¿Se va a quedar en el hostal o aquí en casa?

—Aquí, por supuesto. No tiene sentido gastar dinero en un hostal cuando aquí tiene habitaciones para elegir.

—Mi padre hace equilibrios con su plato y el bol de la ensalada en una mano, para poder abrir la puerta corredera—. He pensado que quizá me coja un par de días libres para ir a Boston con ella. Hay algunos amigos comunes que queremos visitar.

Tu y yo (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora