—¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? La suave voz de Kyungsoo y su expresión tímida me provocan dolor en el pecho. No sé por qué me pregunta eso porque, obviamente, es lo último que quiero hacer.
Es lo que TENGO que hacer. Aunque he ido directamente a su residencia después del entrenamiento y no he perdido ni un segundo en contarle mi charla con el entrenador, ahora desearía habérmelo guardado para mí mismo.
Le hablé de mis planes de futuro unos días después de que empezáramos a salir, pero aunque no lo haya dicho en voz alta, sé que no está de acuerdo con ellos.
—No quería decir que no —le digo con sequedad—. Pero tengo que hacerlo. Mi hermano espera que vuelva a casa en
cuanto me gradúe.—¿Y tu padre? ¿Qué espera ÉL? Apoyo la cabeza contra la pila de cojines que hay en su cama. Huelen a él. Es una fragancia dulce y varonil que relaja un poco la tensión aferrada a mi pecho.
—Él espera que le ayudemos a llevar su negocio, porque no puede hacerlo por
sí mismo. Eso es lo que hace la familia. Se echa una mano cuando se necesita. Se cuidan los unos a los otros. Él frunce el ceño.—¿A costa de tus sueños?
—Si no hay más remedio, sí. —Toda esta conversación es demasiado triste, así que tiro de él hacia mí—. Venga, pongamos una peli. Necesito unas cuantas explosiones y unos tiroteos para distraerme de mi miseria.
Kyungsoo coge su ordenador portátil y prepara la película, pero cuando pone el
cacharro entre nosotros, lo pongo en mi
regazo para que no haya una barrera que
evite que pueda acurrucarse junto a mí.
Me encanta abrazarlo. Y jugar con su pelo.E inclinarme a besar su cuello cada vez que aparece la urgencia. No he estado en una relación desde el instituto, pero estar con Kyungsoo es muy diferente de lo que era con mis antiguas novias y novios. Es… más maduro, supongo.
Por aquel entonces, solo hablábamos de
cosas absurdas y llenábamos los silencios enrollándonos. Pero Kyungsoo y yo HABLAMOS de verdad. Nos contamos lo que hemos hecho durante el día, en las clases, cómo fue nuestra niñez o cómo vemos nuestro futuro.Pero hablar no es TODO lo que hacemos. Lo he visto casi todos los días desde nuestra primera cita y nos hemos liado cada vez. Joder, ¿ese rollo en el cuarto de baño de Beau? La hostia en verso, y ni siquiera me tocó. Me hice una paja mientras estaba de rodillas mamándole el pene, y madre de Dios, no recuerdo haberme corrido de una forma tan bestial usando mi propia mano.
Pero aún no nos hemos acostado, y ni siquiera me IMPORTA. Para mí, antes el objetivo era conseguir una gratificación rápida: flirtear, follar, largarse. Como un partido de hockey sobre hierba en el colegio, jugado a toda prisa entre la salida del cole y el momento en que mi madre me llamaba para merendar.
Con Kyungsoo, es como un partido de hockey DE VERDAD, con sus tres tiempos. La expectación y la emoción del primero, el in crescendo del segundo y, por fin, la gran intensidad del tercero que se traduce en esa euforia de saber que has conseguido algo. Una victoria, una derrota, un empate. No importa. Sigue siendo la sensación más
poderosa del mundo.Si tuviera que identificarlo, diría que ahora estamos en el segundo período. El in crescendo. Ardientes encuentros que me dejan muerto de deseo, pero sin llegar a la presión del tercero por acabar. Llevamos veinte minutos de película cuando se gira hacia mí de repente.
—Oye. Pregunta. Hago clic en la almohadilla para parar la película.
—Dispara.
—¿Soy tu novio? Le lanzo una mirada lasciva. —No sé, cariño, ¿quieres serlo?
Sus ojos marrones parecen alegres.
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Tu y yo (Kaisoo)
Short StorySaga de Enamorarse no es una opción, JongIn un Playboy que encuentra lo que no estaba buscando y por idiota lo pierde, ahora hará lo que sea por recuperarlo.