Kyungsoo 4/4

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En nuestra segunda cita, JongIn y yo vamos a una fiesta, algo que en circunstancias normales no me pondría nervioso. El año pasado, Luhan me arrastró a un montón de fiestas fuera del campus, así que debería ser todo un profesional en la materia.

Pero es que resulta que ESTA FIESTA es en casa de Beau Maxwell. El quarterback del equipo de fútbol americano de Briar. La gente del fútbol americano me asusta. Sus fiestas son salvajes y suelen terminar con la llegada de la policía. Y la mayoría de los jugadores son arrogantes y unos bocazas y van por ahí como si fueran un regalo de Dios para el mundo.

Algo ciertamente irónico, porque el año pasado el equipo consiguió el peor resultado conseguido por Briar en veinticinco años. La última vez que me encontré con la gente del fútbol fue en la fiesta de una fraternidad a la que fuimos Luhan y yo; tuve que parar una pelea entre mi mejor amigo y una hincha del equipo que intentó arrancarle los ojos a Luhan por enrollarse con uno de la línea defensiva.

Y tuve que hacerlo yo solito, porque los putos jugadores pasaron de ayudarme. Acabaron formando un círculo alrededor de ellos , gritando sin parar «¡miau!» Gilipollas.

—Beau es un buen tipo —me asegura JongIn mientras paga al conductor del
taxi y nos bajamos del asiento trasero—.
En serio, cariño. Es buena gente.

—¿Cómo es que aún sigue en Briar?
¿No estaba en cuarto el año pasado?

—El entrenador le ha hecho prolongar
sus estudios un año más. El primer año
solo entrenaba para así no superar los
cuatro años de juego permitidos.

—Bueno, entonces eso le da un año más para jugar bien —me quejo—. Su actuación el año pasado fue lamentable. ¿Viste el partido en el que le interceptaron cinco pases y marcó cero touchdowns? ¿Qué narices fue eso? JongIn mueve su dedo en mi cara.

—Qué vergüenza, Señor Comentarista de Fútbol Americano ¿Metiéndote con un chico por tener un día malo? Eso no está bien. Suspiro.

—Vale. Supongo que puedo ser un poco más flexible con él. A ver, no todo el mundo puede ser tan bueno como Drew Baylor, ¿verdad? El calor arde en sus ojos.

—Es extraño, pero tu sabiduría sobre los quarterbacks universitarios me pone.

—Creo que a ti te pone todo —le respondo, negando con la cabeza
.
—Sí. Bastante. Llegamos a la puerta principal y la ensordecedora música que vibra detrás de la madera me provoca una punzada de inquietud. Le agarro el brazo.

—Si la cosa se pone demasiado salvaje, ¿me prometes que nos iremos?

—Pero si esta es tu gente, ¿recuerdas? ¿Por qué querrías dejar el dulce seno de tu preciosa familia del fútbol americano?
Su sonrisa engreída me provoca una risa.

—Oye. El hecho de que me guste verlos jugar no significa que quiera que jueguen CONMIGO. JongIn se agacha y me planta un beso en la sien.

—No te preocupes. Cuando quieras irte, me lo dices y nos largamos.

—Gracias. Un segundo después, abre la puerta sin llamar y entramos en la boca del
lobo. De inmediato me golpea una ola
de calor corporal. Dios, hay tanta gente
dentro de la casa que el aire está en llamas.

El olor a cerveza, perfume,colonia y sudor es tan fuerte que la cabeza me da vueltas, pero Logan no parece inmutarse. Coge mi mano y me adentra más en la multitud. En una esquina del salón, se está desarrollando una animadísima partida de beer pong y las chicas y donceles  que hay de pie en un extremo de la mesa están en distintos estados de desnudez.

Vale, rectifico: es una animada partida de STRIP beer pong. En el otro lado de la
habitación, la pista de baile improvisada
está repleta de cuerpos que se contonean
y está rodeada de muebles sobre los que
personas semidesnudas y borrachas mueven sus caderas en bailes muy, muy sugerentes.

Tu y yo (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora