Kyungsoo

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La clase magistral de Psicología dura
tres horas, y honestamente puedo decir
que no he escuchado ni una palabra de
lo que ha dicho el profesor. Ni una sola
palabra.

Durante ciento ochenta minutos, todo
lo que he hecho ha sido recordar cada
increíble segundo de cada cosa increíble
que JongIn me ha hecho esta mañana.

¿Se puede nominar a alguien para que
le nombren santo? ¿Cuáles son los requisitos? ¿Se puede nominar la LENGUA de alguien para que la nombren santa? ¿O quizá exista un premio al mejor orgasmo otorgado por el Departamento de Sexualidad?

Si es así, JongIn merece ganar. Todavía me desconcierta que se presentara en mi puerta, prácticamente EXIGIENDO que le dejara darme un orgasmo. Supongo que su ego es tan sensible como decía el artículo de la Cosmo, pero ¿sabes qué? Me pareció
que tenía cierto encanto. .

Y resulta extrañamente satisfactorio que alguien con la autoestima tan alta como Kim JongIn en realidad haya dudado de sus
proezas sexuales.

Es gracioso. Hace menos de una semana me estaba lamentando de la falta de emociones chulas en mi vida y ahora mira: jugadores de hockey sexys aparecen en mi puerta para ponerme megacachondo. A tomar por saco.

El premio me lo doy a mí mismo. JongIn sigue dominando mis pensamientos cuando me encuentro con Luhan y los otros chicos para el almuerzo. Me uno a ellos en nuestra mesa de siempre, la que está contra la pared del fondo del amplio comedor.

El comedor Carver Hall es mi lugar favorito del campus. Quien lo diseñara no debió de prestar mucha atención al resto de edificios del campus, porque Carver Hall no tiene nada que ver: tiene un rollo a chalet rústico.

Techos altos, paredes con friso de madera y unas lámparas ornamentales que arrojan un
suave resplandor amarillo sobre el cuarto en vez de las lámparas de luz fluorescente que se ven en el resto de los comedores.

Y está a solo dos minutos de mi residencia, lo que significa que tengo la oportunidad de
disfrutar de su esplendor todos los días. Pongo mi bandeja sobre la mesa y abro la lata de refresco mientras me siento en una silla vacía.

—Ey —saludo a todos—. ¿De qué estamos hablando?

Luhan, Hyunsik  y Kang se callan al instante. Las expresiones de sus rostros reflejan destellos de secretismo que me dicen exactamente cuál era el tema de conversación.

YO.

Entrecierro mis ojos.

—¿Qué está pasando?

Luhan eleva la mirada tímidamente.

—Vale, no te enfades pero… les he
contado lo de JongIn.

El cabreo empieza a inundarme, pero está dirigido sobre todo a mí mismo. No sé por qué me molesto en contarle a Luhan cosas privadas. Pedirle que guarde un secreto es como lanzar una pelota y pedirle a un perro que no la persiga.

Pues bien, yo he lanzado la maldita pelota y ahora Luhan viene corriendo con ella en la boca. Y este año resulta que ha conocido, y se ha hecho mejor amigo, a dos chicos a los
que les mola el cotilleo incluso más que
él.

Hyunsik  y Kang pasan tanto tiempo
diseccionando la vida de los demás que
deberían crear una web y hacerle a Perez Hilton la competencia.

—Entonces, ¿es cierto? —pregunta
Hyunsik—. ¿En serio te has liado con él?
Me siento incómodo hablando de JongIn con ellos, pero conozco a estos chicos y no van a dejarme en paz hasta que les dé algo de información.

Intentando parecer casual, giro unos
fettuccini en mi tenedor y tomo un bocado. Entonces miro a Hyunsik y le digo:—Sí.

—¿Eso es todo? ¿SÍ? —parece horrorizado—. ¿Eso es todo lo que vas a decir?

Tu y yo (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora