Epilogo Kyungsoo

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Dos años después ¡Uau! Este palco vip del TD Garden es supermegachic. Me siento como un rey sobre su trono cuando me inclino hacia delante en el lujoso asiento de cuero y miro las gradas del inmenso estadio.

Miles de fans llenan los asientos, un mar infinito de caras, una mancha negra y amarilla ocasionalmente rota por el blanco y turquesa de los fans de los Sharks que han venido. Todos gritan.

—Esto es megaintenso —susurra Minseok en mi oído, y sé que está bajando la voz para que las tres esposas que beben cerveza a dos metros de nosotros no se burlen otra vez de nosotros por nuestro estatus de novatos. O mejor dicho, el mío. Esta es la primera temporada de JongIn con los Boston Bruins. Estuvo en la liga AHL durante un año después de la universidad, hasta que los Bruins decidieron que estaba listo y lo ficharon.

Dado que el año pasado Chen tuvo una increíble temporada como jugador novel, imaginé que Minseok sería ya todo un profesional en esto de la zona vip, pero mientras nos dirigían hacia el palco, me ha confesado que el año pasado prefería sentarse en las gradas reservadas, porque le intimidaba demasiado sentarse aquí solo.

No hemos dejado de flipar desde que llegamos. Cada vez que las otras personas que hay por aquí giraban la cabeza, los dos soltábamos «ohs» y «uaus» por todo lo que veíamos: el bar privado, el catering gourmet en la encimera de granito, las butacas, las vistas. Ningún detalle ha dejado de recibir su «oh» o su «uau».

Espero que consigamos reprimirnos después de llevar unos pocos partidos a nuestras espaldas, aunque no estoy seguro de que llegue a acostumbrarme a este tipo de lujo alguna vez.

—Una parte de mí sigue pensando que va a venir el de seguridad a echarnos a la calle —susurro—. Nunca me he sentido tan fuera de lugar. Él se ríe en voz baja.

—Me pasa lo mismo. Pero estoy seguro de que nos acostumbraremos. — Sus ojos se centran en la pista que hay debajo de nosotros. Los jugadores todavía están calentando y sé perfectamente cuándo su mirada se posa en Chen, porque toda su cara se ilumina.Estoy bastante seguro de que me pasará lo mismo cuando mire a JongIn.

—¿Crees que van jugar muchos minutos? Reflexiono sobre eso.

—JongIn…, probablemente no. Chen…, segurísimo. Él y Jimin fueron como una fuerza imparable de la.naturaleza la temporada pasada. —.Pensar en Park Jimin trae una sonrisa a mi cara. Cuando lo conocí en persona por primera vez este verano, estuvo diez minutos burlándose de mí sin piedad por lo de la «aprobación» de mi famosa lista, y me dijo que se atribuía el éxito de mi relación con su nuevo compañero de equipo.

—Oye, tengo que preguntarte algo, y nada  de trolas, ¿eh? —Minseok se acerca de nuevo—. ¿Realmente te gusta el hockey ahora o es lo que le estás contando a JongIn? Aprieto mis labios para no reírme.

—Bueno, digamos que no lo detesto. Y lo que está claro es que ya no lo encuentro tan aburrido, pero… —Bajo mi voz—. Sigo prefiriendo el fútbol.americano. Se ríe por la nariz.

La mujer de pelo oscuro que se desliza en la butaca a mi lado no lo encuentra tan divertido.

—Qué vergüenza, Do Kyungsoo—me regaña la madre de JongIn—. Pensé que habíamos logrado convertirte.

—Lo siento, todavía no. Ella suspira.

—Bueno, ese «todavía» me tranquiliza. Significa que aún hay esperanzas de que te des cuenta del error en tu forma de ver las cosas. Minseok y yo nos reímos. Dios, adoro a la madre de JongIn. Es dulce y divertida, y apoya muchísimo a sus hijos. Su marido, Minjoon, por su parte, es uno de los  hombres más sosos que he conocido en la vida, pero es tan bueno con ella que es  imposible que no me caiga bien.

Y para ser honestos, el padre de JongIn está ganándome también. Lleva sobrio casi dos años y parece decidido a que siga siendo así. Aunque a veces es difícil creer que el hombre encantador que he conocido es el borracho al que JongIn tenía que despegar del suelo.

La madre de JongIn todavía se niega a tener ningún contacto con Junwoo, así que los padres de JongIn han acordado alternar sus visitas a los partidos. La misma regla se aplica a sus visitas a nuestro apartamento, que está a medio camino entre Hastings y Boston, para que el viaje sea de solo treinta minutos para cada uno de nosotros.

En cuanto me gradúe este año, buscaremos un sitio en la ciudad. Chen y Minseok ya viven aquí, en una preciosa casa de piedra rojiza que ayudé a Minseok a decorar.

—Es supercurioso—reflexiona Minseok—. Chen me contó que él y JongIn se imaginaban con camisetas de los Bruins desde el primer año. Y ahora, míralos.

—Sonríe—. Creo que algunos sueños se hacen realidad. Sigo su mirada; una sonrisa curva mis labios cuando veo al hombre que amo, con la camiseta que ama, volando a través del hielo rodeado por el rugido de la multitud.

—Sí —respondo en voz baja—.Supongo que a veces pasa.

Y así acaba esta linda historia.

Gracias por seguirla, por sus comentarios y sus estrellitas.

Aún hay una historia más de esta saga pero no creo adaptarla en estos momentos, porque tengo dos historias en emisión, tal vez después.

Bueno nos leemos en las otras historias.

💋

Tu y yo (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora