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Las balas llegaban de puños contra nosotros, Hassan apretaba mi mano mientras corríamos lo más rápido que podíamos.

Era horrible, pisaba piedras, vidrios, plantas y pequeñas ramas que estaban en el suelo con mis pies descalzos.

Yo no tenía energía para seguir, tantos días sin comer, dormir y beber agua me tenían jodidamente débil.

Estábamos enmedio de la nada, era un gran terreno abandonado, frío y solo.

La noche llegó rápido y con eso el cansancio igual pero aún no nos deteníamos, teníamos alrededor de dos horas corriendo.

-aqui hay que frenarnos- dijo Hassan agitado, puso sus manos en sus rodillas y se freno para tomar aire.

Estabamos en una gasolinera abandonada, estaba a oscuras y había una pequeña tienda.

-ven, vamos a la tienda- le dije y tome su mano, corrimos hacia adentro y comenzamos a comer todo lo que podíamos. Había un reloj colgado por uno de los rincones de la tienda. "1:53”.

-estoy cansada- le dije, el solo suspiro mientras se sentaba en una silla

-yo igual-

-hay que seguir, deseguro nos están buscando- tome la mano de Hassan y el me freno

-Mal, mira tus manos- yo voltee para abajo a ver mis manos, estaban llenas de sangre y cortadas.

-fue cuando intenté cortar la soga- el me miró algo preocupado- no pasa nada- le dije y camine. Mis pies dolían horrible, pero no nos podemos arriesgar a ser vistos.

-¿Tienes alguna idea de dónde estamos?- le pregunté, el negó.

-hay que caminar un poco, puede que sepa masomenos algo- yo sentí y comenzamos a caminar lo más rápido que podíamos.

Todo estaba lleno de cerros pero estaban llenos de tierra, parecía arena, teníamos horas y horas bajando, a lo lejos se veían algunas casas.

Caminamos un poco más y cuando por fin llegamos a el pequeño grupo de casas que estaba ahí nos quedamos a descansar un poco.

Parecía que estaban abandonadas pues las ventanas estaban llenas de polvo, algunas estaban quemadas y en mal estado.

Comenzamos a dar vuelta en busca de algo que nos sirviera.

-¡Malya!- me grito Hassan- aquí hay un teléfono

Yo corrí hacia el, Hassan lo tomo e intento llamar el número de alguien.

-¿Bueno?, ¿Quién habla o que?- se escuchó modorro, eran como las 3 de la mañana.

-¡Toño!- grito con ánimos- soy yo, soy el Hassan-

-¡Hassan!, ¿Estás bien?, ¿Dónde estás?, ¿Y Malya?-

-estamos bien, nos acabamos de escapar. Pero no sabemos dónde estamos-

-¡Pásame a Malya!- se escuchó. El me dió el celular y yo lo tome

-¡Antonio!- grite y el se escuchó que suspiro- ayúdanos, no sabemos a dónde ir y no sé dónde estamos

-ahorita Luis está intentando rastrear el teléfono, si lo logramos vamos a ir por ustedes en verguiza- la llamada se empezó a cortar, mis ojos se llenaron de lágrimas

-no se queden en un lugar fijo, estén en movimiento. Ahorita vamos para allá- la señal se cortó y yo grite de desesperación.

Tome el teléfono entre mis manos y comencé a golpearlo contra una pared que estaba por ahí.

-¡Estúpido teléfono!- grite y Hassan me abrazo por la espalda, yo me di la vuelta para llorar en su pecho

-vamos a estar bien- me susurro mientras acariciaba mi cabello y yo solo solloce.

Volvimos a tomar camino para bajar más de aquel estúpido cerro.

-Morra, unas camionetas- me dijo rápido corrimos hacia abajo. Nos tapamos con la hierba grande que había ahí con la esperanza de no vernos.

Mi mano estaba entrelazada con la de Hassan, ambos estábamos temblando.

Aquellas camionetas dieron vueltas alrededor de nosotros más de 3 veces y después se fueron.

-espera- me dijo y esperamos algunos minutos para después levantarnos y corres nuevamente lo más rápido que podíamos hacia abajo.

-estoy harto- me dijo yo me abrace de su brazo

-tal ves estamos llendo en la dirección correcta- le dije, el dolor de mis tobillos me estaba matando y ni hablar del dolor de las heridas de mis manos y quemaduras de los brazos.

Continuamos caminando unas horas más, el sol comenzaba a salir y nosotros seguíamos estando enmedio de la nada.

Estaba muriendo de sed y de hambre, el dolor ya era algo insoportable pero aún así tenemos que continuar.

-ven, ahí hay una caseta. Hay que dormir un poco ahí- me dijo Hassan con un hilo de voz, yo sentí y lo seguí. Llegamos y nos tiramos en el suelo, cerramos la puerta con llave y tapamos la ventana un una cinta y cartón que había ahí.

Hassan hacia demasiadas muecas de dolor, yo lo mire confundida.

-amor, ¿Estás bien?- le dije

-me duele horrible la espalda- me dijo con demasiado esfuerzo.

-dejame ver- el se recostó un poco y yo levanté su playera. Un sonido de sorpresa se me escapó de la boca cuando ví que la mayor parte de su espalda estaba llena de un gran moretón morado.

-¿Que tengo?- me preguntó

-tienes un morete en toda la espalda-

-los idiotas el otro día me patearon y sentí que algo se quebró, pero no supe que y desde entonces me duele-

-Ay Hass- el se recargo en mi pecho y nos quedamos recostados. Su respiración era agitada, demaciado.

Me asome un poco y me di cuenta de que estaba a nada de llorar, yo me rompí en llanto cuando ví eso.

-de verdad me duele horrible- me dijo y yo lo abrace- no lo soporto, siento como si me quemara

-ya vamos a salir de esto, te lo juro-

-no quiero llorar, es idiota- me dijo, cada que hablaba fruncía el ceño. De verdad le dolía.

-cualquiera lloraría estando en tu lugar, no pienses eso- mis lágrimas se escurrían y se mezclaban las de el

-eres muy valiente, Mal- me dijo, se estaba quedando dormido, el solo inhalaba y exhalaba con desesperación, yo hice algo de caricias en su cabello

- De verdad te amo-  yo sonreí y el solo cerro los ojos y se relajo por completo en mis piernas, yo seguí dejando caricias hasta quedarme completamente dormida.
































































































































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Eyyy, tenía mucho sin actualizar por acá.
Las amoooo

𝐎𝐩𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝 // 𝐇.𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora