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La ceremonia sería en unas horas. Yo moría de sueño, casi no dormí por estar hablando con Hassan.

Tenía algo de nervios, habíamos acordado Mildred y yo asesinarlo durante esa estúpida ceremonia suponiendo que solo estaremos nosotros tres.

Nos había mandando unos vestidos. eran casi transparentes. Se nos marcaba hasta el pensamiento.

Por alguna razón el mío era negro y el de Mil era blanco. Ya lo traíamos puesto, pues teníamos que vernos con ese viejo panzón ahorita mismo.

Corrimos hacia abajo, pues teníamos que estar en la habitación que nos pedía.

-que lindas mis muñequitas. Solo les tengo una pregunta antes de empezar- cerró la puerta de la habitación, estábamos en un cuarto solo nosotros tres. Yo miré a Mildred la cual se veía nerviosa, muy nerviosa- ¿Las dos son vírgenes?

-¿Eso de que sirve?- pregunté

-solo contesten- se puso serio

-si, lo somos- respondió Mildred por las dos. El me miró dudoso

-lo soy- afirme. ¿Quien vergas seguiría virgen a los 23?.

-entonces vengan- nos guío a la cama. Que asco.

-olvide algo en mi cuarto, ¿Puedo ir?- pregunté.

-no vas a necesitar nada de ahí- el ruco ese se empezó a desvestir. Que asco, ya me quiero ir.
Mire a Mildred y ella se veía incómoda. Muy incómoda.

El anciano ese se quitó la pistola que llevaba en el pantalón y la dejo en el mueble de al lado.
Yo me incline hacia Mildred.

-sigueme el juego y te prometo que acabará pronto- le susurré. Ella asintió, estaba temblando.

-¿Que vamos a hacer?- pregunté

-ya verán- respondió mientras se quitaba los zapatos. Se acercó y me beso, yo me hice hacia atrás y fingí una risa. El viejo ese se acercó a Mildred después, intento besarla y yo la jale.

-agarra la pistola- le susurré y la jale para atraerla hacia mi

-aún no la alcanzo- dijo. El anciano ese solo rio. Yo me hice más hacia atrás pegándome completamente a la orilla de la cama e hice como si besara a Mildred. Ella se estiro y tomo la pistola, la escondió en mi bata.
El anciano ese jalo a Mildred alejándola de mi.

-aver pues, quitense las batas- le deshizo el nudo a Mildred y ella solo se cubrió con una almohada de la cama- no te tapes, ocupo ver todo lo que me voy a comer.

Cuando se acercó a mí yo agarré una almohada y escondí ahí la pistola. Me quito la bata y antes de que pudiera besar mi hombro le dispare. Mildred solo tapo sus oídos y yo volví a disparar. Mi cuerpo se llenó de sangre y yo solo me puse la bata.

-corre- le dije a Mildred, ella estaba en shock. Le puse la bata y la jale para correr hacia arriba, tome mi celular las cosas de Mildred.

Corrimos hacia abajo y volvimos a entrar a la habitación, el anciano ese seguía vivo. Le dispare de nuevo está ves más cerca de el cuello, Mildred solo respiraba agitada.

-escuchame, se cómo te sientes pero necesito que reacciones, tenemos que salir de aqui o vamos a morir- le hablé mientras tomaba su rostro entre mis manos temblorosas. La jale y la hice saltar por la ventana, al caer me doble el pie y estoy casi segura de que pise algo.

Camine como pude escondiéndome entre los carros junto a Mildred, ella solo estaba agachada. Como pude la hice correr, mi pie dolía horrible peor teníamos que alejarnos de ahí.

-mierda, responde, responde- rogué mientras llamaba a Hassan, mis manos llenas de sangre al igual que la mayoría de mi cuerpo y el de Mildred no ayudaban para que se tranquilizara ella.

-¿Bueno?, Morra, ya estamos aquí en corto. Camine lo más que puedas hacia la carretera- respondió. Mi respiración agitada no me dejaba hablar.

Camine un poco más, cada que pisaba mi pie dolía y dolía. La gente que pasaba en sus carros me veían raro, pues únicamente estábamos en bata, hibamos descalzas y la bata de Mildred estaba completamente llena de sangre.

Una camioneta se freno a mi lado y rápidamente bajo Natanael y subió a Mildred en la parte de atrás, yo me subí de copiloto y de inmediato Hassan me abrazo.

-¿Cómo estás?, ¿Estás bien?, ¿Te lastimo?, ¿Cómo te sientes?, ¿Estás bien?- me habló, mientras me revisaba de arriba a abajo con la mirada. Un disparo en la parte trasera de la camioneta obligo a Hassan arrancar antes de poder tocarme.

Mildred estaba entre los brazos de Natanael mientras el dejaba cariños en su cabello. Yo sentía frío, mucho frío. Estábamos lejos de casa, era un viaje cansado de 3 horas cuando menos.

Comencé a temblar, el frío era demaciado fuerte. Sentí un mareo repentino, las ganas de vomitar me invadieron demaciado rápido. Baje el vidrio de la camioneta y saque la cabeza para escupir en el suelo.

-¡Hey!, Malya, ¿Qué pedo morra?- Hassan puso su mano en mi muslo- estás helada- su cara era de preocupacion- ¿Te sientes bien? - su voz se escuchaba distorsionada. El mareo se hizo más fuerte y solo cerré los ojos.

-¡Malya, no mames!- escuche la voz de Hassan cuando mi cuerpo se inclino hacia delante.
Me sentía devil y nisiquiera se porque- Escuchame, dime qué tienes. ¿Cómo te sientes?- se freno enmedio de la nada y comenzo a revisarme- ¡No mames! - se escuchó que se asunto mientras revisaba mi pierna.

-¡auch, me duele!- me queje, me dolia horrible.

-Malya, te enterraste algo. Tu pierna está morada y se nota que has sangrado demaciado- de pronto el dolor desapareció- hey, escuchame, no te duermas- me dijo- se que tienes frío, pero necesito que te mantengas despierta- Hassan me sostenía con una mano mientras manejaba con la otra















































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Aquí el de hoy

𝐎𝐩𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝 // 𝐇.𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora