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-hass, voy a la tienda, ¿Quieres algo?- le pregunté, el estaba en mi cuarto y yo en la cocina

-¿Quieres que te acompañe?- me preguntó

-no, así está bien-

-esperame, deja te acompaño- yo tomé mi dinero y corrí rápido hacia afuera para irme yo sola.

Hassan y Natanael diario estaban conmigo, y amo eso pero a veces olvidó lo que es estar sola y no me gusta depender de ellos para hacer todo.

Al llegar compré unas papas y unos jugos, deseguro Natanael va a querer de lo que yo compré así que le lleve lo mismo que yo llevaba.

Pague y metí todo en una bolsa, la tienda estaba realmente cerca de mi casa, como a una cuadra o menos.

Hassan hiba saliendo de la casa y yo rei, el me vio algo serio por no haberlo esperado.

Iba tan embobada en su cara de enojado que no me di cuenta que una camioneta negra se acercó demaciado.

Hassan rápido corrio hacia mi y unos 5 tipos se bajaron de la camioneta y nos pusieron unos sacos en la cabeza para después subirnos.

-¡Suéltame hijo de tu puta madre!- grito Hassan, después de eso se escuchó como si lo golpearan y todo a mi alrededor se volvió negro.

[...]

-¡Despierta!- la sensación de toques me hizo reaccionar, tenía algo cubriendo mis ojos y no me permita ver

-¡Malya!- escuché que gritaron, era Hassan

-¿¡Hassan!?, ¿¡Dónde estás!?- un golpe en mi mejilla me hizo callar

-cállate- era una voz masculina

-¡No la toques pendejo!- grito Hassan, de verdad estaba enojado

-¿Seguro que son estos?- pregunto otra voz

-simon, los dos trabajan para el Rey- dijo una tercera voz

-ya avisaste que los tenemos?-

-si, ya mandé el ojo de ese pendejo- dijo, supongo que refiriendose a Hassan

-¿¡Que!?- yo grite- ¡Suéltame!-

-obvio no preciosa, los ocupamos intactos a los dos para que nos paguen bien- uno de esos tres idiotas me tocó la mejilla, yo intente apartarme- pero supongo que algo de diversión para nosotros no te afectará-

-¡Ni se te ocurra tocarla o te reviento en toda tu madre pendejo!- grito Hassan, no estaba tan lejos de mi.

Mi respiración era agitada, estaba sudando y se sentía demaciado calor en el lugar en el que estábamos.

Estaba algo asustada, sabía que hibamos a salir de eso pero aún así me aterraba la idea de no ver con quiénes estábamos lidiando.

-¡Déjenme ver a Hassan!- yo pedí, ellos rieron

-la Julieta quiere ver al pendejo ese del que se enamoró- se escuchaba con voz de burla- me preguntó si sabrás todo lo que él hizo antes

-no sabes de qué estas hablando- le dije, por las que intentará mi voz no dejaba de temblar, me aterraba la idea de no saber quiénes eran, no veía nada y eso me ponía jodidamente nerviosa

-tu no sabes de qué estas hablando- se acercó a mí y me quitaron la venda de los ojos, Hassan estaba amarrado a una silla al igual que yo, el estaba sangrando de algunos golpes en sus mejillas

-Hassan- susurré, aquellos hombres tenían las caras tapadas con unos pasamontañas, estaba a unos pocos metros de mi- ¿Para que vergas me quieres pendejo?- le pregunté con coraje

𝐎𝐩𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝 // 𝐇.𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora