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—hey. ¿Cómo te sientes?—

—¡¡Esta reaccionando!!—

—Señorita, necesitamos que nos diga su nombre, no tenemos datos sobre usted—

—¡Está perdiendo sangre!—

—Volvera a desmayarse, tiene múltiples heridas—

[...]

Abrí los ojos de golpe. Mire a mi alrededor y pude reconocer un hospital.

No tenía idea de dónde estaba, no recordaba haber estado ahí antes.

—vaya, parece que al fin despierta— entro una enfermera —mi nombre es Nancy, te estuve cuidando este tiempo que estuviste inconsciente.

—¿Cuánto tiempo estuve dormida?—

—no lo sé, tal ves 1 o 2—

—¿meses?—

—años— respondió.

Sentí como el mundo se derrumbaba. Seguro palidecí.

— a ver, debe de ser un error. No sé cómo llegué aquí—

—te encontramos. El avión en el que ibas tuvo un accidente en el aire. Por suerte sobreviviste—

De nuevo, todo el mundo giro más lento y pude sentir como un vacío se hacía en mi estómago.

—de que estás hablando?— me puse de pie —fui la única sobreviviente?—

—no lo sé, no encontramos otros pasajeros. Solo te encontramos a ti—

"No. Esto no puede estar pasando”.

Mi estómago se revolvió y corrí al baño para vomitar. Me enjuague la boca y salí de nuevo.

—de verdad necesito que me ayudes. No entiendo nada, debe de haber alguien más con vida. Íbamos mi hermano, mi novio, mi mejor amigo..—

—Señorita, de verdad me gustaría ayudarla. Pero fueron semanas de búsqueda para encontrar algún rastro y no había señales de nada. Lo lamento—

—vine en cuanto pude. Todo el mundo habla de que ya despertaste— entro un doctor —cuentame. ¿Cuál es tu nombre?

—Malya. Malya Herrera— respondí mientras me sentaba en la cama.

—Bien Malya, debes de preguntarte por qué tantas cicatrices—

Fruncí el ceño. ¿Cicatrices?.

Mire mis brazos y mis piernas, había rasguños, hematomas y cicatrices.

—¿Qué...?— iba a hablar, pero el doctor me interrumpió

—tuviste dos heridas de bala. Un trozo de metal se incrustó en tu pierna y otro en tu abdomen, tenías vidrios en esta parte de aquí— señaló mi antebrazo en el cual había pequeñas cicatrices amontonadas —y tenías algunos rasguños profundos por las piernas y brazos. Apenas logramos salvarte.

No sabía que decir. ¿Gracias?.

Obviamente tenía que pagarle al hospital, el problema es que no tengo ni un solo centavo.

—Doctor. Yo no tengo dinero ahorita, no se dónde está mi familia y no se hasta cuándo pueda pagar la cuenta—

—Oh. La cuenta no es problema, ya está pagada. Vinieron a pagarla—

Fruncí el ceño.

—¿Puedo saber quién?—

—por motivos de política y privacidad eso no se permite. Ya que no era ningún familiar suyo—

𝐎𝐩𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝 // 𝐇.𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora