Cenizas | Katniss Everdeen

Prólogo

Panem - Distrito 13

—Presidente Snow, es Katniss— repetía, mirando la pantalla —. Presidente Snow, necesito hablarle.

Había estática.
El sonido comenzaba a ser ensordecedor hasta que su rostro apareció de manera holográfica. Estaba sonriendo, como si supiera algo que el resto no. Incluso a través de la distancia la sangre que brotaba de sus heridas bucales era visible; le pintaba la lengua de un color carmesí que resultaba repulsivo.

—Señorita Everdeen, es un honor. Supongo que no estás llamando para agradecer las rosas— sus palabras eran como siseos.

—Yo no pedí esto— alegó ella, intentando que su voz no falseara —. Nunca pedí estar en esos juegos. Nunca pedí nada de esto. Solamente quería salvar a mi hermana y mantener vivos a quienes amo.

—No puedes escapar de esto, así como tampoco pudiste escapar de los juegos— respondió Snow —. Te hice ver lo frágil que podía ser la paz y aún así te regodeaste destruyéndola.

—Me pidió que lo convenciera, ¿no hice eso siquiera?

Beetee susurraba al micrófono pegado al panel, manteniendo comunicación con el equipo infiltrado.

Snow soltó una profunda y ronca risa.

—No puedes convencer a los demás de algo que no estás convencida tú misma— debatió él. Katniss sintió sus ojos cristalizarse —. Dime, ¿para quién solicitaste el equipo de rescate que está irrumpiendo en nuestro territorio ahora mismo? ¿Fue para Peeta? ¿Fue para Morgan?— Snow sonrió de nuevo —. Lo que aún no ha comprendido, señorita Everdeen, es que son las cosas que más amamos las que nos destruyen.

Katniss se sentía asfixiada.

—Iré en su lugar. En el de ambos— ofreció Katniss con la voz amortiguada por el nudo que comenzaba a atarle las cuerdas vocales —. Es a mí a quien quiere, solamente libérelos.

—Me temo que no está en mis posibilidades— Snow se acercó otro poco a la cámara sin que sus comisuras dejaran de tirar en una sonrisa enfermiza —. Te dije que algún día tendrías que elegir, y ha llegado el momento.

Entonces cortó la comunicación. Había estática de nuevo.