Capítulo 17 - Un nuevo protocolo

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Panem - Distrito 12

Un segundo.

Fue un segundo el tiempo exacto que le tomó a su cuerpo reaccionar, adelantándose a su cerebro. Katniss salió corriendo por la puerta, sintiendo el mundo girar a su alrededor mientras movía las piernas tan rápido como le era posible. Apenas pudo percatarse del césped húmedo que le empapaba los calcetines, dándose cuenta de lo frío que se encontraba el viento cuando las lágrimas comenzaron a empaparle las mejillas; dejándolas heladas.

¿A dónde iba? ¿Hacia dónde podía ir?

Al bosque, claro.

Continuó corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitían, pasando por los caminos de lodo hasta llegar a la alambrada. Entonces tuvo que frenarse de golpe, cayendo sobre su espalda al escuchar el sutil zumbido que ésta emitía, indicando que la habían electrificado. Y retrocedió aún sobre el suelo, retrocedió hasta que su espalda se apoyó en la pared exterior de una de las casas abandonadas de la veta, comenzando a sollozar.

Llevó ambas rodillas a su pecho, abrazándolas para hundir el rostro entre sus piernas con los pulmones ardiendo por la falta de aire.
Estaba cubierta por lodo, sentía la humedad en la espalda y su cabeza doler por la intensidad del llanto, sin embargo no se movió. Hizo una bola con la parte delantera de su blusa, metiéndola en su boca para comenzar a gritar. No supo exactamente cuánto tiempo fue, pero para cuando paró apenas tenía voz, temblaba de frío pero las lágrimas aún bajaban por sus mejillas de manera más lenta.

Aún podía escuchar la voz del presidente Snow:

"En el septuagésimo quinto aniversario, como recordatorio a los rebeldes de que ni siquiera sus miembros más fuertes son rivales para el poder del Capitolio, los tributos elegidos saldrán del grupo de vencedores"

Había esperado cualquier cosa. Había tenido tiempo para mentalizarse; para imaginar la humillación pública, la tortura, ejecución, sus hijos con Peeta siendo sorteados intencionalmente. Cualquier castigo excepto eso.

Cualquier castigo excepto devolverla a la arena.

"Éste año el Capitolio formará parte de los juegos como uno más de ustedes, ofreciendo a nuestra propia tributo. Morgan Cassel será quien juegue en representación del Capitolio en los septuagésimo quintos juegos del hambre"

Apretó el agarre en sus piernas, sollozando con fuerza.

Era su culpa.

Ambas volverían a la arena por su culpa. Morgan sufriría de nuevo por su culpa.
De pronto la idea de que hubiera preferido cien veces saber que había sido ejecutada a tener que matarla en la arena, le llegó a la mente.

Llegaría el momento en el que la vería morir a manos de algún otro vencedor. Estaría su rostro en una fotografía escuálida proyectada en el cielo con el sonido de un cañón de fondo. O, si el destino y el Capitolio se empeñaban en castigarla, las dejarían vivas solamente para forzarlas a matarse entre sí al final. Cualquiera de las dos ideas le contraía el estómago.
No quería imaginar la posibilidad de ver a las personas que quería muriendo en una arena. No quería tener que preocuparse por ver morir a Morgan, Peeta o Haymitch.

¡Peeta o Haymitch!

De pronto se levantó de golpe, intentando no resbalar por el lodo.

¿En qué estaba pensando?

Su mente parecía haberse desconectado durante un corto tiempo, olvidando por completo que alguno de ellos dos iría sin lugar a dudas a la arena como su compañero. Quizá incluso ya se habían encargado de acordar quién sería el que la acompañaría.

Cenizas | Katniss EverdeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora