Capítulo 19 - Forzarla a olvidar

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Panem - Capitolio

Durante el resto de la noche nadie volvió a verla.
Katniss había subido directo al doceavo piso del centro de entrenamiento para encerrarse en su habitación, optando por deshacerse del luminoso traje que destelleaba en la oscuridad y recurrir a una larga ducha para borrar los excesos de maquillaje y humillación del rostro. De todas maneras la cena de esa noche había resultado ser sofocantemente silenciosa; nadie parecía querer hablar una sola palabra sobre todo lo que se había suscitado. Incluso a Effie estaba comenzando a resultarle imposible verle el lado positivo a una situación como esa.

A la mañana siguiente Effie tocaba a su puerta para avisar que servirían el desayuno pronto, sin embargo Katniss se mantuvo envuelta entre las sábanas con la mirada fija en la lámpara de su mesa de noche; intentando retrasar el día de entrenamiento tanto como le fuera posible.

¿Qué habría que discutir? A final de cuentas tendría que seguir montando el teatro de amantes desafortunados junto a Peeta. Y no es como si el resto de tributos no supieran de sus habilidades de combate, para ese punto todos sabían las fortalezas y debilidades del resto.

Con eso en mente, volvió a entrar en la regadera mucho tiempo después, saliendo para vestirse en el traje de entrenamiento que Cinna había preparado para ella antes de decidirse a ordenar algo del menú en su habitación a través de un micrófono.

De pie ante el espejo mientras sus dedos se enredaban en su cabello para tejerlo, la noche anterior volvía a su cabeza como un recuerdo empañado. Quería entender cómo, o el porqué.
¿Cómo había pasado de recuperar a Morgan a tenerla frente a ella, apenas siendo capaz de mirarla sin sentirla tan lejana? Ajena a todo lo que habían compartido. ¿Por qué de pronto su vida juntas parecía no haber sido nada más que una ilusión? Una ilusión que Katniss parecía ser la única que la recordaba.

Estaba terminando de tejer su cabello cuando golpearon tímidamente en su puerta y tuvo que acercarse a abrir.

Al instante su mirada recayó sobre el cabello rojo, perfectamente sujetado detrás de su nuca por una coleta, después en las delgadas cejas del mismo color y finalmente en las pequeñas manos pálidas que sujetaban el platillo que había ordenado frente a ella con un sutil temblor. De pronto pudo recordar los mismos delgados dedos entorno a un paño húmedo ligeramente cubierto en sangre. Era la misma niña que había cachado curándole las heridas a Morgan el año anterior; la sirviente avox de alrededor de diez años.

—Hola— le susurró causando que la pequeña levantara sutilmente la mirada. Katniss sujetó el plato antes de asomar la cabeza para asegurarse de que nadie rondara los pasillos y posteriormente hacerse a un lado —, ¿quieres pasar?

Davina entró a pasos lentos e inseguros, manteniendo la mirada clavada en el suelo incluso después de escuchar la puerta cerrarse con pestillo.
Katniss colocó el plato sobre una de las mesas de noche, acercándose con cautela a la pelirroja para no petrificarla de miedo como la vez anterior.

—¿Eres Davs, cierto?— preguntó en un susurro al ponerse en cuclillas frente a ella. Ésta negó incapaz de mirarla a los ojos y la castaña comprendió que tendría que comunicarse de otra manera. Katniss se acercó al pequeño escritorio en la habitación buscando algún pedazo de papel entre los cajones junto a un bolígrafo antes de acercarse de nuevo para ofrecérselos.

Davina los miró un instante, jugueteando con la orilla del puño de su uniforme antes de tomarlos. Caminó hasta el escritorio para apoyarse comenzando a escribir y se lo entregó a la castaña cuando ésta se colocó en cuclillas a su lado de nuevo.

—Eres Davina— repitió en un susurro recibiendo un asentimiento —. Hola, Davina. Me llamo Katniss— la pequeña tomó nuevamente el papel para escribir otra oración en una de las esquinas antes de entregárselo —. Ya sabías de mí. ¿Es porque conoces a Morgan, verdad?— la pequeña pelirroja asintió, inclinándose en el mueble para escribir nuevamente y vacilando al tendérselo una vez terminó. Katniss sintió su estómago volverse un nudo de nuevo al leer —. ¿A qué te refieres con que sabes lo que le sucedió?

Cenizas | Katniss EverdeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora