Capítulo 38 - Nudos

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Panem - Distrito 13

Ese quizá sería el día en que los perdería a los tres. Intentó imaginar un mundo en donde las voces de Morgan, Peeta y Gale no existieran. Sus manos estaban quietas. Sus ojos estaban fijos. Estaba de pie delante de sus cuerpos, dándoles un último vistazo, dejando la habitación donde habían acarreado sus cadáveres. Pero cuando abrió la puerta para dar un paso fuera hacia el mundo, sólo se encontró con un vacío tremendo. Una inmensa y blanca nada, que era todo lo que su futuro prometía.

—¿Quieres que ordene que te mantengan sedada hasta que termine?— preguntó Haymitch. Y no estaba bromeando. Ese era un hombre que pasó su vida adulta en el fondo de una botella, intentando anestesiarse contra los crímenes del Capitolio. El chico de dieciséis años que ganó el segundo vasallaje de los veinticinco debió de haber tenido personas que amaba, personas por las cuales luchó para volver a ver. ¿En dónde se encontraban ellos? ¿En dónde se encontraban sus seres queridos, su familia, sus amigos? ¿Qué hizo Snow con ellos?

—No— respondió la castaña —. Quiero ir al Capitolio. Quiero formar parte de la misión de rescate.

—Ya se fueron— respondió Haymitch.

—¿Hace cuánto se fueron? Quizá podría alcanzarlos. Podría...

¿Qué? ¿Qué podría hacer ella?

Haymitch sacudió la cabeza.

—Nunca sucederá. Eres demasiado valiosa y demasiado vulnerable. Se hablaba acerca de enviarte a otro distrito para desviar la atención del Capitolio mientras se lleva acabo del rescate, pero nadie creyó que podrías manejarlo.

—Haymitch, por favor— Katniss sujetó la manga de su chaqueta, suplicante —. Tengo que hacer algo. No puedo solamente sentarme aquí y esperar a oír si murieron.

—De acuerdo, de acuerdo— él le tomó la mano para tranquilizarla —. Iré a hablar con Plutarch, tú quédate aquí.

Pero no podía. Los pasos de Haymitch aún resonaban en el vestíbulo cuando pasó a través de la abertura en la cortina divisora para encontrar a Finnick tendido sobre su espalda, con las manos quitas a cada lado de su cuerpo. Aunque fuera cobarde, incluso cruel, despertarlo de la tierra débil y oscura de las drogas y devolverlo a la duda realidad, lo hizo, porque no podía soportar enfrentarse a todo eso sola.

Mientras le explicaba su situación, la agitación inicial de Finnick bajó misteriosamente.

—¿No te das cuenta, Katniss?— dijo él —. Esto decidirá las cosas. De una manera o de otra. Para cuando termine el día, ellos están muertos o con nosotros... es más de lo que podríamos soñar.

Esa era una visión alegre de su situación. Había algo tranquilizante en la idea de que ese tormento podría finalmente terminar.

La cortina se abrió mostrando a Haymitch. Tenía un trabajo para ellos, si es que podían manejarlo. Aún necesitaban las imágenes post-bombardeo del distrito trece.

—Si podemos conseguirlo en las próximas horas, Beetee podría transmitirlo en el momento del rescate para mantener la atención del Capitolio lejos de la misión.

—Sí, una distracción— dijo Finnick —. Una clase de señuelo.

—Lo que realmente necesitamos es algo tan fuerte que ni siquiera el presidente pueda romper. ¿Tienes algo cómo eso?— le preguntó Haymitch a ella.

Tener un trabajo que quizá ayudaría a la misión le permitió enfocarse. Mientras devoraba el desayuno y se preparaba, intentaba pensar en lo que diría. Snow debía estarse preguntando cómo ese piso ensangrentado y sus rosas le afectaron. Si deseaba verla destruida, entonces ella tendría que mostrarse entera. Aún así, algo en ella pensaba que no lo convencería de nada gritando un par de líneas desafiantes a la cámara. Además de que eso no le ganaría tiempo al equipo de rescate. Los arrebatos eran cortos. Eran las historias las que tomaban tiempo.

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⏰ Última actualización: Nov 10 ⏰

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Cenizas | Katniss EverdeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora