Capítulo 32 - Culpa mía

263 42 5
                                    

Panem - Distrito 13

Llevaron la carne que habían reunido a los cocineros en el comedor, los cuales parecían completamente complacidos de finalmente tener algo más útil con lo cual trabajar que remolachas y papas.

Katniss subió por el ascensor hasta el nuevo compartimento que les habían asignado. El compartimento E era exactamente igual al anterior, a excepción de la enorme ventana en el muro frontal que le permitía a Buttercup salir y entrar cada vez que le daba la gana. Agotada por la caza y la falta de buen sueño, dejó su bolso de lado para tirarse en la cama mientras un rayo de luz que se colaba entre las cortinas le jugueteaba en la cara.

No fue hasta las:

18:00 - reflexión

Que su hermana la despertó. Prim también le había dicho de camino hacia abajo que habían estado anunciando la asamblea todo el día desde el almuerzo. Toda la población, salvo los necesarios para las tareas esenciales, estaba obligada a asistir.
Al llegar al colectivo, Katniss vió las miles de personas que se aglomeraban en los balcones de aluminio, entre las columnas de hierro y los estrechos pasillos de las plantas superiores, todos entorno al podio que salía de una de las paredes en lo alto.

A lo lejos, la castaña vió a su madre guiar a un par de pacientes móviles, todavía con sus camisones de hospital, hacia el área que les correspondía. Finnick se encontraba entre ellos, viéndose aturdido, pero aún espléndido. En sus manos sostenía un trozo de cuerda fina con menos de un metro de largo, demasiado corta para cualquier tarea importante. Sus dedos se movían rápidamente sobre él, enredándolo, volviéndolo a liberar y formando una variedad confusa de nudos que solamente él comprendía. Seguramente fuera parte de su terapia.

—Hola— le dijo Katniss al acercarse a él, pero éste pareció no notarla —. ¡Finnick!

—Katniss— sus ojos, confusos y lejanos, se posaron sobre ella —. ¿Por qué nos trajeron aquí?

—Acepté ser el sinsajo de Coin— respondió la castaña —, pero la hice prometer que daría inmunidad a los otros tributos capturados si los rebeldes ganan. En público, para que tengamos testigos. Y lo pedí para Annie también.

La mirada de Finnick pareció iluminarse por un instante, como si eso hubiera apaciguado una de sus inquietudes.

—Gracias, Katniss.

Coin pidió la atención de la audiencia, comenzando a leer sus notas en cuanto todos guardaron silencio. Anunció que Katniss había accedido a ser su sinsajo, siempre que a los otros vencedores, quienes habían sido tomados como rehenes, se les concediera el indulto total por hacer cualquier daño a la causa rebelde. En el estruendo de la multitud, la castaña miró al rededor percibiendo su desacuerdo. Quizá sería porque nadie dudó de que aceptaría ser el símbolo del movimiento eventualmente, así que nombrar un precio, uno que perdonaba a sus posibles enemigos, pareció enfurecerlos. Katniss volvió a mirar al frente, mostrándose indiferente ante las miradas hostiles que dirigían en su dirección.

La presidenta permitió unos instantes de inquietud, continuando después de manera enérgica.

—A cambio de ésta solicitud sin precedentes, la soldado Everdeen ha prometido dedicarse a nuestra causa. De ello se deduce que cualquier desvío de su misión, fuera motivada o no, será vista como una ruptura de éste acuerdo. La inmunidad llegaría a su fin y el destino de los cuatro vencedores será determinado por la ley del distrito trece. Al igual que el de los suyos. Gracias.

En pocas palabras, según Katniss, apenas se saliera de la línea estarían todos muertos.

...

Cenizas | Katniss EverdeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora