CAPÍTULO 28.

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—Elliot, lo he estado pensando y...quiero hablar con mis papás.

—¿Quieres aclarar las cosas?

—Intentar aclararlas, quiero que ellos también se enteren que serán abuelos pero necesito aclarar la situación antes.

—Lo sé, no te preocupes, yo estaré contigo y te apoyaré, solo tienes que estar tranquila por favor.

—Lo haré ¿crees que podamos visitarlos el sábado?

—Sí es lo que tú quieres, el sábado iremos.

—Gracias, te amo.

—Yo te amo más pero ya en serio es hora de dormir.

—Está bien señor Harrison.

Nos acomodamos en la cama, Elliot me abrazó por la espalda y puso sus manos en mi vientre, besó mi nuca.

—Buenas noches, mamá y bebé.

—Buenas noches, papá.

Así lentamente nos fuimos quedando dormidos. Sentí claridad en el rostro y abrí los ojos, Elliot me miró despierta y sonrió.

—Buenos días, amor. — dijo.

—Buenos días, cariño.

—¿Cómo amanecieron?

—Muy bien gracias ¿y usted señor Harrison?

—Muy bien gracias.

Me pegué más a su cuerpo y lo besé, Elliot me abrazó y recosté mi cabeza en su pecho, estaba cansada, el embarazo me cansa mucho y eso que aún no tengo el vientre abultado, bostecé.

—Parece que alguien tiene sueño.

—Poquito.

—Duerme otro rato.

—Es tarde.

—Aún es temprano.

—¿Qué hora es?

—Las seis.

—Muy temprano.

—Duerme.

—Dormiré si te quedas conmigo.

—Me quieres tener a tu lado mientras duermes.

—Sí, quiero que me abraces y te quedes conmigo.

—Parece que mamá amaneció con ganas de ser consentida.

—Bebé y mamá quieren a papi cerca.

—Entonces papi se quedará con ustedes.

Elliot puso su mano sobre mi vientre y comenzó a acariciarlo, sus caricias me relajaron y así lentamente me fui quedando dormida nuevamente. Me desperté y Elliot ya no estaba en la cama, me levanté, me duché y me puse un conjunto de ropa interior y salí de la habitación, Elliot estaba en la cocina preparando el desayuno.

—Buenos días. — le dije.

—Buenos días pequeña. — me miró y sonrió pícaramente. — Te ves extremadamente sexy.

—¿Ah sí?

—Sí.

—Es solo para ti.

—Te haría aquí mismo el amor, pero antes debemos desayunar.

—Que lastima.

—Tranquila cariño, primero alimentas a nuestro pequeño y después practicaremos como darle hermanos — tragué grueso y las mariposas en mi estómago comenzaron a revolotear, unos minutos después, Elliot sirvió el desayuno y nos sentamos a desayunar.

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