CAPÍTULO 35.

4.8K 263 2
                                    

Sus manos bajaron a mis senos y los levantaron suavemente, les dio un apretón haciéndome soltar un gemido, sus manos continuaron bajando por mi estómago hasta llegar a mi entrepierna, introdujo un dedo de golpe haciéndome gemir y causando que mi cuerpo se arqueara.

—¿Decías algo?

—Quiero...que...me...des...duro...

—Eso creí escuchar.

Se quitó la ropa interior, me recorrí un poco y entró a la tina, me recargué en su pecho, sus manos bajaron a mi entrepierna y continuaron acariciándole, sus dedos entraban y salían rápidamente, yo solo podía gemir, mi cuerpo respondía a su toque, con sus piernas presionó las mías causando que sus dedos se presionaran en mi interior, gemí.

—Ahhh...ahhh...Elliot... — se rió.

—Está castigada señora Harrison.

Sus manos llegaron a mis senos y comenzó a jugar con mis pezones, sus labios besaban mi cuello hambrientamente, podía sentir su miembro contra mi espalda baja, comencé a frotar mi trasero contra él. Elliot gruñó en mi oído, me tomó de la cintura y de un momento a otro me penetró, las estocadas eran duras y rápidas, el agua se movía rápido como nuestros cuerpos, alcanzamos el orgasmo y nos vinimos, recargué mi espalda en el pecho de Elliot y él me abrazó.

—Tengo a la esposa más bella del mundo.

—Que lindo — bostecé, estaba cansada y no era para menos después de hacer el amor como anímale hambrientos, Elliot sonrió y besó mi mejilla.

—Hora de dormir señora Harrison.

—Sí.

Terminamos el baño y salimos, me puse el conjunto de ropa interior y me sequé el cabello, cuando estuve lista, me acosté al lado de Elliot y me abrazó, nos cubrimos con la cobija, Elliot puso sus manos sobre mi vientre.

—Buenas noches, amor — dijo.

—Buenas noches, cariño — así lentamente nos fuimos quedando dormidos.

Sentí claridad en el rostro, abrí los ojos lentamente, me levanté de la cama y me mareé, me senté nuevamente, Elliot se despertó y me vio.

—¿Estás bien pequeña?

—Sí amor, no te preocupes, solo fue un mareo.

—¿Te sientes bien?

—Sí mi amor, estoy perfectamente, solo me mareé porque me levanté rápido.

—¿Segura?

—Que sí.

—Está bien.

Se acercó y me abrazó por la cintura, me atrajo hacia él y acercó su rostro a mi vientre, depositó un beso en él.

—¿Y cómo amaneció este pequeño retoño?

—Muy bien, quiere saber cuál es la sorpresa de papi.

—Primero tenemos que desayunar y después veremos la sorpresa.

—Nuestro pequeño retoño quiere pan francés con frutas.

—Entonces desayunaremos fuera.

—Genial, gracias — le di un pico.

—No hay de que, pero hay que comenzar a prepararnos ya.

Nos levantamos, nos dimos una ducha y cuando salimos nos vestimos, me puse un vestido y tenis para estar cómoda, tomé una chamarra y salí de la habitación, Elliot estaba en la sala, me gusta verlo con traje, pero también cuando no viste tan formal, todo le queda bien a mi esposo, me acerqué a él y lo besé.

NUESTRO ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora