CAPÍTULO 37.

4.5K 254 4
                                    

Elliot me tomó en brazos y camino al elevador conmigo, fuimos hasta nuestro piso y entramos a nuestro apartamento, Elliot me cargó directamente a la habitación y me depositó suavemente en la cama, tomó un conjunto de ropa interior y una camisa de él, me quitó la ropa y me puso el conjunto de ropa interior, después su camisa y me acostó en la cama, me cubrió con la cobija, estaba demasiado cansada y apenas se acostó a mi lado para abrazarme, me quedé dormida. Todas las noches Elliot tiene su mano sobre mi vientre, de repente dejé de sentir el calor de su mano y me desperté, Elliot se estaba moviendo mucho en la cama.

—Elliot cariño ¿Estás bien?

—Mmhhmmm. — murmuró — no te preocupes, duerme.

—¿Seguro que estás bien?

—Sí...— antes de que pudiera terminar se levantó disparado al baño. Me levanté tras él y comenzó a vomitar en la taza, sostuve su cabeza mientras vomitaba, cuando terminó, se sentó en el suelo y recargó su cabeza en la pared, acaricié su mejilla suavemente y suspiró.

—¿Qué pasó? ¿Te sentías mal mi amor?

—Me dolía el estómago.

—¿Por qué?

—Quizá por la hamburguesa.

—No te gustan ¿verdad?

—No son de mis favoritos.

—¿Y por qué no me lo dijiste cariño?

—Porque no quería hacerte sentir mal.

—No me hubieras hecho sentir mal mi cielo.

—Lo lamento.

—Vamos a que te acuestes.

Se levantó del suelo, se enjuagó la boca y lo abracé por la cintura, caminamos a la cama y se acostó nuevamente, me senté a su lado y comencé a acariciar su cabello.

—¿Cómo te sientes?

—Bien, gracias, no te preocupes, ya estoy mejor.

—¿Te duele el estómago aún?

—Un poco.

—¿Quieres ir al hospital?

—No, no es para tanto.

—¿Seguro?, el doctor podría decirnos que está mal y darte medicamento.

—Estoy bien nena, no te preocupes, mejor descansa.

—No me pidas eso Elliot, eres mi esposo, en las buenas y en las malas — sonrió y besé su frente.

—Voy por una pastilla.

—Está bien.

Fui a la cocina y tomé una pastilla y un vaso de agua, volví a la habitación y me paré en la orilla de la cama, Elliot se sentó y le di la pastilla, la tomó con agua y llevé el vaso a la cocina, me acerqué a la cama, Elliot seguía sentado, me abrazó por la cintura y puso su rostro en mi vientre, comencé a acariciar su cabello.

—¿Necesitas algo más?

—No gracias, estoy bien — besó mi vientre. — Hola pequeño retoño, sí, ya sé que tienes sueño, pero mami no quiere descansar, yo trataré de convencerla, no te preocupes, te amo bebé — el bebé quiere dormir.

—Pero mamá quiere cuidar a papi.

—Pero papi está bien.

—No, ya te dije, no me voy a dormir.

Me acosté al lado de Elliot, él acostó su cabeza en mi regazo y posó su mano sobre mi vientre, comencé a jugar con su cabello, estaba cansado y lentamente se fue quedando dormido, yo no podía dormir, tenía que estar despierta por si e sentía mal. No quería que le pasara algo, estaba preocupada por él. Pasaron las tres de la madrugada, las cuatro, cinco y así siguieron las horas hasta que dieron las nueve de la mañana y no me pude dormir. Elliot se movió un poco y abrió los ojos, le sonreí.

NUESTRO ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora