CAPÍTULO 16.

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—Pero no tengo sueño.

—A dormir.

—No tengo sueño Elliot.

—Isa, te estás quedando dormida.

—Bueno, pero solo si me cargas.

—Vamos.

Se levantó del sillón y me cargó en brazos, rodeé su cuello con mis manos y recargué mi cabeza en su pecho, caminó conmigo hasta la habitación y me depositó suavemente en la cama, me preparé para dormir y me acosté para esperar a Elliot, unos minutos después se subió a la cama y me acosté sobre su pecho, él me abrazó.

—Duerme pequeña.

—Buenas noches, Elliot.

—Buenas noches Isa.

Depositó un beso en mi nariz y le sonreí, él correspondió a mi sonrisa y lentamente caímos dormidos, me gusta dormir entre sus brazos. Escuché mi alarma y me levanté, Elliot seguía durmiendo como un tronco, me duché e hice mi rutina diaria cuando estuve lista salí a preparar el desayuno, estaba sirviéndolo y Elliot entró a la cocina.

—Buenos días, Isa.

—Buenos días, Elliot.

—Huele delicioso.

—Gracias, siéntate, ya es hora de desayunar.

Se sentó y le pasé su desayuno, tomé el mío y nos sentamos ambos, extraño a Sophie, desde la noche que hablé con ella ya no volvimos a tener contacto, no la he visto, la extraño tanto, estaba jugando con el tenedor sobre mi desayuno y pensando en Sophie.

—Isi...Isa...pequeña.

—Ah.

—¿Estás bien?

—Sí, no te preocupes.

—¿En qué pensabas?

—En nada.

—Isa.

—En Sophie, la extraño mucho, no he hablado con ella.

—¿Por qué no la llamas?

—No quiero causarle problemas con mis papás.

—Todo estará bien, solo debemos esperar a que todo esté en calma — suspiré y miré mi plato.

—Nunca creí que pudiera pasar esto — Elliot puso mi mano bajo mi barbilla y levantó mi rostro para que lo viera.

—No estés triste, desayuna que no puedes irte con el estómago vacío.

—Es que no tengo hambre.

—Isi, debes desayunar, mira, ya no te preocupes, hablaré con Caden y nosotros nos encargaremos de arreglar algo para que puedan verse.

—¿En serio? — pregunté emocionada.

—Claro que sí pequeña, no puedo verte triste, hablaré hoy mismo con Caden.

—¡Gracias! — exclamé y me levanté corriendo para rodear la barra del desayuno y lo abracé, Elliot me rodeó con sus brazos fuertes, besé la punta de su nariz, él sonrió, miré sus labios, estábamos tan cerca que sería tan fácil probar sus labios, nuestras respiraciones se mezclaban, podía sentirlo tan cerca, sus labios gruesos y rosados estaban húmedos haciéndolos ver más apetecibles, si tan solo pudiera saber cómo besa, o recordar, lamí mis labios inconscientemente, nuestras miradas se conectaron, me perdí en sus ojos, Elliot bajó su mirada a mis labios y la distancia se fue acortando, nuestros labios se rozaron y el celular de Elliot sonó haciendo que nos separáramos de golpe.

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