M.L.M.C.

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Caminaba por las aceras de mi pequeña ciudad, en la noche, con las farolas parpadeando; con la luna menguando y con las estrellas en extinción.

Con un cigarrillo en la mano, con la esencia del tabaco contaminando mi ser; con la astucia de mi alma para corroer su desfiladero de razonamientos a un pozo repleto de cebo; con la historia de una muerte entre mi sien.

Más ahora, que la calle se extiende, cual pasarela infinita; más cuando mis sentimientos fabrican fantasmas de mis recuerdos, que, en un intento desesperado de "El Escritor", buscan asesinar mi cuerpo y opacar a mi espíritu.

Pero renaces de mi subconsciente, de aquella visión del pasado, impulsas mis restos cuánticos y les das soporte; te presentas brevemente y me susurras al oído: "Sigue, no te detengas. Estoy orgullosa de ti".

Cual luciérnaga que alumbra el campo, guiaste mis pasos y los desviaste del matadero; cual ave que regresa a su nido, me enseñaste a volar; cual madre que ama a un hijo, cual hijo que ama a una madre; cuan presente tendré siempre tu vida dentro de mí.

ANTOLOGÍA: RASGADOS DE NUREÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora