La necedad que asciende mi ego, la flora intestinal que aclara mi apego; la coartada que alumbra mi espíritu y condena mi consciencia, la consciencia de "Diego".
Qué incrustada está esa disciplina falaz, qué inverosímil es esa doctrina de paz; con la lanza ardiendo, con alas al ras; con el manto fatuo, el que me hace capaz.
No distingo al muerto ni a la muchedumbre, mi espectro se me mueve en la incertidumbre; sospecho del nombre que ellas pusieron, ya que en sus manos sostuvieron a Samael y lo contuvieron.
No guarda rencor, no trasmite amor; los cuervos de Odín, del emperador; las notas macabras que no se tocaron, los sueños bohemios que nunca llegaron.
Ver un espejismo, hablarle con misticismo, decirle con furia: "Dejaste tu cinismo"; perdí la batalla, perdí en Pompeya, tras esas cenizas no habían doncellas.
ESTÁS LEYENDO
ANTOLOGÍA: RASGADOS DE NUREÑA
PoesíaLos Libelos de Diego, los "Rasgados de Nureña", un camino de escritos que conectará sus mundos con el mío; con el arco final.