Qué irónico, mi personaje de escritor tomó un descanso, ya no aparece en mis días de libertad, en mis días de armonía y algarabía; en las noches de serenidad se esconde, observa de reojo mi alma en arcoíris.
Y yo, tan pedante, miro en mi interior, contemplo su semblante, matizado está de un color gris y es así el cómo quiere dejarme; quiere enfermarme en la melancolía para darle sentido a su existencia, a su prosa y a su métrica; a su objetivo elemental.
Hundo mi brazo en el socavón y empujó ferozmente el cristal, sin romperlo, lo hago desaparecer. Si el escritor muere, yo también; si él no está, mi vida carece de propósito, de causalidad.
¿Cuándo es que regresará?, ¿cuándo es que renacerá de la bruma? Estoy esperando pacientemente su retorno para darle la estocada final, para quedarme con sus sueños y hacer de estos verdades; para matar al personaje, pero no a la persona; he ahí el dilema, el pilar metafórico de una ambivalente identidad.
ESTÁS LEYENDO
ANTOLOGÍA: RASGADOS DE NUREÑA
PoesíaLos Libelos de Diego, los "Rasgados de Nureña", un camino de escritos que conectará sus mundos con el mío; con el arco final.