HORIZONTE DE EVENTOS

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Hay algo que acotar, mirando a un prisma artificial, centrándome en lo irreal, en lo patético y lo vanal. Me tengo que asegurar de enfrentar el "Horizonte de Eventos"; en el universo existe una razón para el acto de vivir y para mi corazón.

Me envuelvo en los caprichos de una ilusión, cuando carezco de voz, me guío en esa inclinación; quisiera que me proteja un techo de Ébano, vaticinar en lo certero.

Me agrusta aquella apelación, aquella sentencia genera en mí frustración; es la ley del que ejerce y predomina, es la carta que amedrenta y aniquila; es la rapidez de mis enzimas.

Tal parece que los cielos se sonrojan, que las flores se marchitan, que las gárgolas afloran; se enternece mi espíritu y se deja moldear, con tanta fuente turbia, mi ímpetu va a desvariar.

Adiós servidumbre, adiós tornasol, quema todo a tu alrededor; mi garganta ya no cantó, esta, en tu fragancia, enfermó. Ten en cuenta mi intromisión, entre la brisa del infierno y el clima de Gijón; son las rimas improvisadas, que nacen de mis salvajadas —de mi indómita amalgamada. Son los versos estupefactos de alguien fortísimo; son como homúnculos, inferiores al unísono.

ANTOLOGÍA: RASGADOS DE NUREÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora