Hay algo que acotar, mirando a un prisma artificial, centrándome en lo irreal, en lo patético y lo vanal. Me tengo que asegurar de enfrentar el "Horizonte de Eventos"; en el universo existe una razón para el acto de vivir y para mi corazón.
Me envuelvo en los caprichos de una ilusión, cuando carezco de voz, me guío en esa inclinación; quisiera que me proteja un techo de Ébano, vaticinar en lo certero.
Me agrusta aquella apelación, aquella sentencia genera en mí frustración; es la ley del que ejerce y predomina, es la carta que amedrenta y aniquila; es la rapidez de mis enzimas.
Tal parece que los cielos se sonrojan, que las flores se marchitan, que las gárgolas afloran; se enternece mi espíritu y se deja moldear, con tanta fuente turbia, mi ímpetu va a desvariar.
Adiós servidumbre, adiós tornasol, quema todo a tu alrededor; mi garganta ya no cantó, esta, en tu fragancia, enfermó. Ten en cuenta mi intromisión, entre la brisa del infierno y el clima de Gijón; son las rimas improvisadas, que nacen de mis salvajadas —de mi indómita amalgamada. Son los versos estupefactos de alguien fortísimo; son como homúnculos, inferiores al unísono.
ESTÁS LEYENDO
ANTOLOGÍA: RASGADOS DE NUREÑA
PoetryLos Libelos de Diego, los "Rasgados de Nureña", un camino de escritos que conectará sus mundos con el mío; con el arco final.