EL ESCRITOR SIN ALMA

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Escapismo, el mismismo del cofre; yo soñaba con un grano de café. Mi cordura se enquista en la locura; pierde fuerza, pierde gracia, pierde don.

"Ser o no ser", esa es la cuestión, reciclar un grito de exaltación; a tu lado me creí un triunfador, pero la realidad es peor que la ficción.

Doblegado, sin insumos ni protestas; colindando con la muerte, haciendo fiestas; arrojando mis palabras al olvido, desechando lo último que he vivido.

Más que una canción, más que un poema de amor; más que esa tonta falacia, más que su sentencia a ultranza.

Proferí indignación con el ente, ausente en mi presente, en mi mente; soy hijo de un suspiro, de un ángel caído, de su perdición.

No, no es perjuicio; no, no es bullicio; es mi cariño que se deshizo. Así, como de hermoso lo que sentí; así, de doloroso cuando me fui de aquí, de ti...

Me regala el destino su arpa y yo toco con resignación, me da la naturaleza una flor, una orquídea beliceña; quién supiera de su porvenir.

Sana mi codicia, por favor, deja a mí espíritu allí; entendí que el patrón es uniforme, discerní entre el fuego y su soporte.

Adiós flor de Lis o ramo de rosas negras, no dejes a tu sombra renacer; si es que algún día vuelvo a verte, sentiré el peso del ayer...

-Te he amado, mujer.

ANTOLOGÍA: RASGADOS DE NUREÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora