La soga en el cuello de ese ente desvalido que acogió en su cuna a la "baby" sin progenitores; que se detenga, o que el aluvión de preguntas termine desbaratándolo; con la cuerda floja, cae al riachuelo de fuego.
Esa mesa está empolvada, con tres copas, dos con vino y una con ron; hay también tres platos, dos con pasta y uno con huesos de res; parece que existe un mendigo y dos extraños.
El frívolo viento de la llanura, esas pampas donde los güeyes corren sin limitaciones; lástima, no saben que esa felicidad será pasajera, efímera; a ellos solo les espera la muerte.
Sigue descendiendo al pozo de los iracundos, esos que se tropiezan con la roca, pero reniegan de la rama; esos que llenan sus bóvedas de azufre y brea, que asumen su patética existencia como los trofeos de Cleopatra.
Regresa, que te toca sentir la estaca en el pecho, esa del mismísimo, de un comportamiento corrosivo y letal; un accionar putrefacto de fetidez incalculable, donde la sangre que corre por sus venas te condena a un tormentoso destino.
Saldrás de esa cueva, no cargarás con el martirio en tus hombros, porque no mereces tal amalgama de heridas en la piel; que ese ente se suicide por ella, que renazca del submundo un foráneo, alguien de otros horizontes.
Mira, está condenada la ternera al matadero, por mucho de que se escape, el ganadero le encontrará para darle fin a su miserable vida; así es como su carne será degustada por los hombres.
Tú estás en otra cena, digiriendo un filete con otra copa de vino, y esos huesos en la mesa castellana, son sus restos; su cadáver será desechado y servirá de alimento para los caninos de la calle: "Es el círculo vicioso de la cadena biológica" .
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ANTOLOGÍA: RASGADOS DE NUREÑA
PoesiaLos Libelos de Diego, los "Rasgados de Nureña", un camino de escritos que conectará sus mundos con el mío; con el arco final.