La venganza como justicia [COMPLETO]©

꧁𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 №２５꧂

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Emilia Styles.

Uno... dos... tres, cuatro...

Mis párpados estaban cerrados, mí cuerpo descansaba en una suave superficie. Solo escucha pitidos los cuales trataba de entender su ritmo o patrón.

Uno, dos... uno, dos...

No eran iguales, se estaban acelerado.

Uno, dos, tres...

Mis párpados se abrían, una figura borrosa aparecía en mí vista, no podía detallarla.

No...

Uno, dos, tres, cuatro...

Los pitidos se aceleraban cuando reconocí la figura borrosa. La persona se acerco a mi cuerpo en cama con rapidez,  me observaba con determinación aunque mí vista fuera una mancha borrosa que mejoraba con lentitud.

—¿Puedes escucharme?

Los pitidos se aceleraron cuando reconocí la voz.

—¿Maik? —nombre con el hilo de voz que tenía.

—¿Estas bien?, ¿Me puedes ver? —dijo con rapidez.

En ese momento mi vista se normalizó y ese rostro marcado apareció con detalle delante de mí. Me sobresalté tratando de incorporarme en la camilla, pero el dolor en mí espalda me obligó a mantenerme en mi lugar.

Respire con dificultad después del dolor asfixiante.

—No puedes sentarte todavía, tienes la herida muy recién.

Sus manos se acercaron a las mías y las golpeé con terror. Miré su rostro notando la confucion.

—Estás muerto.

—¿Qué?...

—¡Aléjate! —grité.

—Pero... —Se detuvo, la mirada que me daba es de confucion absoluta, miraba cada parte de mí buscando una repuesta.

Pero que tenía que buscar, no necesitaba más, no quiero seguir viendo a mí hermano, a mí nana y.... Ahora Maik. ¿Por qué no se pueden ir a descansar en paz?, Quisiera verlos pero... Qué sean reales, no que me atormente y me recuerden el daño que me quisieron con su muertes...

—No me atormentes por favor, tú no...

Sus manos se acercaron de nuevo a mí, pero el grito que solté lo hizo alejarse de inmediato.

Espera...

Lo toque.

Sentí su tacto. Jamás he sentido el tacto de Evan después de su muerte, el, es el único que escuchó como torturas. Estoy despierta, lo sé, porqué me duele mi espalda y... No es aterrador... No me está torturando, solo me observa con confucion y precaución.

—¿Estás vivó? —susurré.

Su mirada me examina y en un movimiento lento asiente.