꧁𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 №19꧂.

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Jessica Rivas.

Mis ojos recorrían la hoja blanca sobre mi mesa, el nudo en mi estómago se intensificó cuando levanté la mirada descubriendo la mirada que me acechaba como un depredador.

El estaba sentado a dos mesas adelante de mí, obligándome a centrarme en el único puesto que encontré cuando entre al aula.

Mí lugar es al lado de el, pero manipuló a la chica que le toca el puesto en el que estoy sentada para que tomara mí puesto.

La manipuló, igual como lo está haciendo conmigo, dejándome en el medio de el aula con otra compañera de clases a mi lado.

Las mesas de este salón, son lo suficiente para dos estudiantes, dejando así tres líneas de tres mesas.

Mis manos bajaron a mí falda de mí uniforme secando el sudor que estás desprendían.

La mirada de el dejó de torturarme con esa sonrisa que sabía que demostraba el disfrute que le daba verme así, despertada, asustada y sin escapatoria.

Disfrutaba manipular, lo sabía, los rumores muchas veces son reales, me deje llevar por la idea de que las personas inventan muchas cosas de otras solo para poder acercarme a el. Al fin se había interesado en mí, estaba enamorada de él desde que lo conocí y llegar a este mismo instante en el que él, puede destruirme.

Miré a mí alrededor, nadie estaba mirándome, nadie se daba cuenta de mí pulso acelerado, de la forma en que movía mis manos con mí falda con desespero tratando de secar un sudor que no dejaba de aparecer de mis manos acusando que el nudo se mí estómago se concentrará cada vez más.

Estaba apuntó de perder mis estudios, todos los esfuerzos que di por años no servirían de nada. Todo sería en bano, mi amor por las matemáticas sería solo amor y sueños que cortarían él, con la tijera más filosa que pueda haber.

Mis ojos ardieron, iba a llorar. Perdería el examen más importante de mi vida.

El tenía en sus manos el poder de destruirme ante todos, dándole a todos una imagen de mí de las que todos hablaría, jugarían y odiaría, odiaría tener una amiga que se humilló en una fiesta de mayores de edad solo por complacer a su novio. Pero también tenía el poder de destruir mis estudios y hasta mis sueños profesionales.

Si no hacía mí examen el no publicaría nada... Mí imagen seguiría limpia.

No...

Mí papá, se decepcionará de mí como también mí madre... A ellos no podría hacerles esto.

Pero si hago lo que él quiere, podría intentar manipularme de nuevo...

“Un manipulador no manipula solo una vez.”

La voz de mí padre resonó en mí cabeza.

El siempre estaría hay para mí, mí padre jamás me dejaría sola.

—¿Rivas?

Levanté la mirada congelando mí cuerpo de sus movimientos frenéticos.

El profesor de matemáticas me miraba con sus cejas pobladas unidas.

Bajé la mirada a esa otra que me aterraba ahora con amenaza.

Mí cuerpo se levantó haciendo que golpeara mí vientre con la mesa, dolió pero lo agradecí, porque detuvo el nudo en mí estómago.

La venganza como justicia [COMPLETO]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora