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Día del juicio.
Emilia Styles.
Techo alto, el famoso cielo razo con paredes lisas color café y muros de madera lisa, puertas iguales, cientos de asientos, personas entrando y ubicándose como un público. Mis pasos iban con lentitud ante las caras llenas de curiosidad que me miraban, o como también las otras que me miraban con temor hasta otras que enviaban odio en sus miradas.
Cada paso que daba es como un impulso a las conversaciones susurrantes de parte del público. No lograba escuchar más que murmullos, pero podía deducir que decían cada una de ellas. Todos estaban en contra de mí, Collins y Ana se encargaron de colocar a toda la multitud posible en mí contra.
—No sonrías —murmura Maik a mi lado.
Contraigo mí expresión a una afligida con molestia evidente, no para Maik. Si no, para cada una de las personas en esta sala.
Llegamos a los primeros asientos y nos sentamos en ellos. Giró mí rostro al de Maik que se mantiene concentrado mirando la carpeta que trabajo con el, los papeles que pasaba en cada una de ellas. Estaba vestido de manera decente y elegante con un traje azul marino.
Mis manos cayeron en mí regazo, unidas, entrelazadas entre mis dedos y en ellas veo la manicura que jamás me habia utilizado. Unas delgadas francesas de color blanco en mis uñas no tan largas. Mis labios no tenían ese rojo intenso habitual, mí maquillaje es casi inexistente, mí cabello rubio estaba en una cola alta cayendo por mis hombros como cascada que terminaba en mi pecho. Mí cuerpo estaba cubierto por una gabardina que ocultaba mí vestimenta de pantalón de tela suave color café claro, mí camisa blanca de botones y unos tacones en mis pies. Nada de accesorios extravagantes, solo unos pequeños aretes como un mínimo diamante en mis orejas.
—No te gires —interviene de repente.
En ese momento presto atención a los pasos que se acercaban, no me giré, sabía de quienes se trataban. Escuché como esos pasos se dirigían a los asientos delanteros que se encontraban al otro lado. Justo en el lugar de mis demandantes.
En unos minutos la puerta se cierra, Maik se gira a mi mirándome y le devuelvo la mirada, estiró una de las extremidades de mis labios dándole una sonrisa de falso lamentó, el la observa pero no muestra ningun movimiento, solo se queda mirándome tratando de entenderme.
Veo como Maik se acerca a dos hombres que lo esperan en los asientos centrales, los más grandes que imponen la fuerza que puedan tener los jueces. Pierdo mí mirada en las puñetas de los hombres que estaban sentados en esas sillas. Jueces y fiscales. Seguí la mirada a la mujer que se sentó en el medio de todos esos asientos, el más sentado e inalcanzable por su altura. La jueza principal.
Mis ojos viajan por la sala y el movimiento de cada una de las personas delante de mí, Maik entrego una. De las carpetas que tenía en mano y se devolvió a mí.
—Tenemos que tomar nuestros asientos correspondientes.
Me levanto y caminé a su lado para sentarme junto a él. Delante de nuestras sillas teníamos a nuestro alcance una mesa larga e igual a la que estaba al frente de nosotros, mí mirada subió al rostro que me miraba con determinación y odio en sus iris, Brayan Collins. Desvíe la mirada a Maik, y en precisó me doy cuenta que estuvo conversando abiertamente con el fiscal. Frunzo mis cejas a su dirección cuando él se sienta y no logro escuchar nada, pero el se acerca a mí para hablarme.
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La venganza como justicia [COMPLETO]©
AcciónUna noche... Fue todo lo que hizo falta para derrumbar todo lo que tenía, metas, sueños, oportunidades y esperanzas. No tuvieron piedad al quitarme mí inocencia a los diez años. No le importó dejarme con dolor, traumas, y sed de venganza o... ¿Justi...