꧁𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 №27꧂

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Emilia Styles.

Los oficiales desaparecen del salón de visitas dejándome con la mujer que se mantiene delante de mí.

Sarah de Styles.

Ella se acerco a mí con rapidez y con su mano abierta la impactó en mí mejilla haciéndola sonar por el golpe. Mí rostro solo se inclinó levemente, eso le sorprendió. A mí no, ya esperaba su impacto.

Es la primera vez que me golpeaba.

—Emilia, ¿Qué pasa? —expreso con frustración—. ¿Por qué estás aquí?, ¿Por qué no contestas ni una sola llamada?, Y por favor no me digas que es porqué estabas ocupada, podías haber sacado un minuto para al menos un saludo, la última conversación decente que tuvimos fue cuando Jessica nos llamó en tu cumpleaños.

Mis ojos van con aburrimiento a ella, da pasos en lateral en desesperación.

—Jessica regreso y no ha querido conversar con nosotros. —Se detiene y visualiza mi incomoda por el nombre mencionado—. ¿Qué pasó entre ustedes?

Mantengo el silencio mientras nuestras miradas están conectadas.

—Te pido disculpa por la cachetada, pero quiero repuestas.

Niego.

—¿No?, Emilia, ¿Acaso hiciste algo tan malo que no puedes ni siquiera hablar?

—No quieres las verdaderas respuestas —pronunció.

Sus ojos se sobresaltan.

—Dime... Por favor... No fuiste tú ¿Verdad? —expresó sin fuerza y con intimidación en su voz.

Mí respiración se detuvo, su miedo llegó a emocionarme a tal modo que aprieto la mandíbula disgustada por mí emoción.

—No —niego y veo el alivio en su expresión—. Ellos están divulgando blasfemias sobré mí.

—¿Y por qué te mantienes aquí?

—¿Por qué consiguieron sangre en el exterior de mí auto y cuerpos atropellados. Hay evidencias que atropelle, pero no hay en todo lo demás que se me acusa —resopló con risas burlonas—. Es decir que la policía solo tiene evidencia de lo único que los Collins no me denuncian.

Me detengo de mis burlas y levantó mí mirada a la mujer delante de mí, me observa con miedo en sus pupilas.

—Vale, vale —abro mis palmas en señal de relajación—. ¿A qué viniste?

—¿Cómo para que? —reacciona—. Soy tu madre, tengo...

—No, no eres mi madre.

—¿Qué?

—No tengo madre, te agradezco el hecho de adoptar, pero no soy tu hija.

Su mirada se detiene en mí y se crea un silencio doloroso para ella.

—¿Estás molesta? —pregunta cálidamente.

La venganza como justicia [COMPLETO]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora