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Maik Miller.
Una semana después.
Estados Unidos.Mis ojos recorrían con mi mirada la tumba que tenía enfrente de mí. Mi mano se aferra al ramo que tengo en ella al notar que la tumba no tiene ninguna flor. Se ve triste y vacía. Estoy seguro que el único que visita está tumba soy yo. Nadie más le importa.
Ella estaba sola, solo me tenía a mí.
Mis piernas se flexionan cayendo al suelo con lentitud, me arrodilló ante ella para dejar sus flores favoritas, las margaritas.
Mi mirada recorre el nombre tallado en la tumba.
Isabela.
—Perdón por no venir antes, madre —susurro—. Estaba haciendo trabajos que jamás te gustaron para mí.
Mi mano toca la grama del suelo, queriendo que esa acaricia le llegue a ella.
—Voy a cuidarla como me dijiste — asiento recordando—. "Si en verdad quieres a alguien, muestra tu amor velando por su bienestar" —repito sus palabras—. Ella necesita la ayuda que tú siempre quisiste... —Mis ojos se cristalizan—. Una verdadera, no una que sea para someterte en medicina para simplemente callarte. Tienes que conseguir la tranquilidad verdadera, no sé consigue en Medicina o sustancias. Se consigue con práctica, hasta llegar a ella.
—Se qué ella tiene el derecho a elegir, pero no está capacitada mamá... Ella piensa que nadie se da cuenta, pero yo ví como sus ojos gritaban con miedo tomando mí cabeza diciendo que no la tenía... Que Brayan estaba vivo que me la había cortado, se puso a correr gritando y le dispararon, ni siquiera se dió cuánta... Y no es la primera vez que pasa. —Mis lágrimas caen—. Desde hace años necesita ayuda, mamá. He investigado mucho y la doctora Liz, me contó que es muy posible que tenga algún trastorno de personalidad que no ha podido determinar con exactitud, pero... Ella no tiene dudas de que padezca de...—Mi voz de quiebra—... Esquizofrenia.
Mi pecho se quema al decirlo.
—Emilia lo oculta hasta el cansancio, pero no es suficiente —digo con mi voz dolorosa—. Ella necesita ayuda, pero... Dársela significa perderla y... Sinceramente prefiero que esté bien a qué esté mal con ella misma. Se merece sanar... —bajó mi mentón—. Jamás me lo perdonaría, Pero su salud es lo primero, Si no lo hago... Seguirá hasta que no pueda ni siquiera reconocer la realidad o sus pesadillas. Y lo peor es que ya las confunde.
Y cada día empeorará más.
Luchó para que mis respiraciones entren a mi pecho adolorido. Llevo mis nudillos y limpio mis lágrimas mientras mis respiraciones relajan mi pecho.
—Todos merecemos sanar —susurro mientras veo su tumba—. Te amó mamá.
Me levanto del suelo y silenciosamente mis pasos me alejan del cementerio.
•°•°•°•°•°•
—El quiere hablar con usted —escuchó a uno de mis compañeros.
Asiento y me giro a el cuando llegamos a la oficina de interrogación. Miro la puerta cerrada.
—¿Y ella... Emilia ha hablado con el? —Le preguntó al oficial delante de mí.
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La venganza como justicia [COMPLETO]©
Hành độngUna noche... Fue todo lo que hizo falta para derrumbar todo lo que tenía, metas, sueños, oportunidades y esperanzas. No tuvieron piedad al quitarme mí inocencia a los diez años. No le importó dejarme con dolor, traumas, y sed de venganza o... ¿Justi...