Parte 1: Una leyenda en decadencia

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Oh.

Alzaos, sin luz, es el momento.

Vosotros que habéis muerto, pero vivís.

La llama de la gracia perdida nos habla a todos.

Hoarah Lux, líder de la Tierra Baldía.

La Máscara Dorada, y su brillo inmutable.

Fía, la Consorte de los Finados.

El repugnante Zampaheces.

Y Sir Gideon Ofnir, el Omnisciente.

Aquellos tiznados sin nombre a los que la gracia volverá a bendecir...

...Oh, pero ustedes no son los únicos protagonistas en esto, hay muchos guerreros más con sus propias historias en este mundo.

Morgott, el Rey Augurio.

Blaidd, el semi lobo.

Yura, el cazador de los dedos sangrientos.

Yorhaya, la caballero imputrescible.

En el pantano de Aeonia se avistaba una pelea entre dos caballeros, El primero con una armadura enrojecida por la putrefacción, así como una guadaña, La segunda, más pequeña, con una rara arma entre estoque y katana y una armadura dorada similar a la de su oponente. El guerrero de la guadaña comenzó a girarla para acumular fuerza y dar un potente golpe, mientras la guerrera bendecía su cuerpo con llamas, él se abalanzó con la guadaña sobre la dorada, pero pronto todo se tornó negro, la caballero logró esquivar el ataque y el estoque atravesó el casco del hombre y lo mató de una limpia puñalada.

Tiempo después la guerrera yacía bebiendo alcohol de una cantimplora frente a una hoguera, quemando y purificando la armadura y arma, el rojo ya estaba desapareciendo tras tantas horas del proceso, la putrefacción no era una simple enfermedad, era más parecida a una maldición, podía infectar objetos inanimados y destrozar la mente del pobre osado que se atreva a usarlos; Este ritual era necesario para repeler la maldición de la armadura, afortunadamente el contagio en objetos era relativamente fácil de curar. Repentinamente se llegaron a oír las pisadas de un caballo, del corcel espectral bajó una chica con una armadura de samurái y sin ningún casco, su escudo también había sido sacrificado a cambio de escoger dos katanas, la tiznada se acercó lentamente a la guardiana que se volteaba a verlo.

-Hola ¿tú eres Yoria?... Digo, Yuria?... Digo, Yorhaya?.

-Hablas con la persona correcta, y tú, supongo que eres una de esas tiznadas ¿No? –Ella bebió un sorbo de alcohol–.

-Sí! Soy la que... Soy aquella que acabó con el centinela.

-Oh, el sin rayos ¿No?

-¿Qué?

-Un centinela agreste común, que no puede usar encantamientos de la comunión dracontina.

-¿Pueden usar rayos?.

-Algunos, pero como sea ¿Para qué me estás buscando?.

-¡Ah sí! Los Melena Roja, un viejo entre los Melena Roja me pidió que te busque porque ya llevas un tiempo fuera.

-Oh si, debe ser Jerren ¿No?

-Oh sí, ese, dijo que ya llevas tiempo sin pisar el castillo.

-Bien, dile que me encuentro bien, pero estoy ahora mismo buscando a mis ex compañeros.

-¿Tus ex compañeros?

-Valientes caballeros, luchábamos como si la muerte no fuera nada porque sabíamos que nos esperaba un destino peor, a muchos ya les ha tocado ese destino, así que los estoy cazando para darles una muerte digna –La caballero siguió bebiendo–.

Yorhaya la imputrescible - Elden RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora