Parte 24: Rumbo a la Meseta de Altus.

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El los lagos de Liurnia las tres mujeres lograron encontrar una cabaña frente a una estructura construida alrededor de unas minas, allí estaría una entrada a la Meseta de Altus, pero antes había que desayunar, Yorhaya trajo una pequeña cría de pulpo terrestre, sería suficiente para las tres mujeres, así que la caballero hizo una fogata y cortó los tentáculos para comenzar a asarlos mientras pasaban los minutos.

-Entonces ¿Llevan comiendo esto desde que iniciaron su viaje?.

-No, antes comíamos cangrejos.

-Sellen, si no te gusta, puedes simplemente quedarte sin comer.

-Oh, no sabía que te molestaba tanto que critiquen tu comida, eso es tierno.

-Me vuelves a llamar así y juro que voy a volverte carne picada.

-Oh, solo es una bromita.

-No somos amigas para que tengas esa confianza.

Dijo Yorhaya quien seguía asando los tentáculos, le gustaba concentrarse mientras cocinaba, así que las palabras de la mago la estaban molestando.

-Los tentáculos se ven muy bien maestra.

-Oh, no te emociones tanto, son un poco insípidos, pero muy nutritivos, hay una dura pelea por delante –Yorhaya vio asarse finalmente al primer tentáculo y se lo dio a su alumna– Come.

-Gracias –La joven pelirroja sonrió y comenzó a comer–.

-¿Y? Bastante malo ¿Verdad?.

-Si mi maestra lo cocina no necesito nada más para que sea delicioso.

-Mmmm....

-¿Sucede algo maestra?.

-Nada....

-Te estas sonrojando bajo ese casco ¿No?.

-¡Cállate Sellen!.

-Que iracunda.

En la capital del reino, Leyndell, se podía ver a una gigantesca criatura de piel pétrea descender hasta la tierra, un dragón, este tomó forma humana hasta volverse una bella dama de vestido blanco que recordaba al atuendo de una monja, también tenía unas pequeñas escamas en la frente y un colgante de la comunión dracontina, ella se acercó a una especie de mini cementerio donde se encontraba un augurio.

-¿De luto por los que ya no están? –La mujer se puso al lado del augurio–.

-Mmmm... No sé qué pensar, me hace sentir mal que esté muerto, pero por otro lado estoy feliz de que mi hermano ya no esté dañándose a si mismo con esos injertos.

-¿Sientes rencor?.

-No... Lo extraño, pero no puedo sentir rencor, y eso se siente horrible.

-¿Por qué? Cuando saliste de las profundidades, no sentiste nada de rencor por tus padres como hizo tu hermano, ahora tampoco sientes rencor, tienes un corazón muy puro, eso es una virtud, estoy seguro de que Godfrey estaría orgulloso de ti si te viera –Lansseax sonrió tratando de tocar el hombro de Morgott, pero este la apartó antes de alejarse–.

-Debo irme, está amaneciendo y alguien me podría ver.

-Ojala todos pudieran hacerlo y seguirte a pesar de lo que creen que eres.

-No lo harán, y no es necesario que lo hagan.

-Mmmm... –Lansseax suspiró algo fastidiada– Por cierto, la última vez que la caballería nocturna vio a Yorhaya tenía una alumna ¿Verdad?.

-Sí ¿Qué con eso?.

-Bueno, quizás les haga una pequeña visita.

Al terminar su desayuno las tres mujeres finalmente habían comenzado a moverse, habían subido unas escaleras y se habían desasido de un grupo de pulpos terrestres, luego se encontraron con un ascensor que las llevaría a la entrada de una cueva, dentro había algunos mineros pero parecían ser tranquilos.

-Otra vez...

-No te gusta verlos ¿Verdad?.

-Su situación es algo horrible, están totalmente hipnotizadas por las rocas.

-No puedo negarlo, aunque amenos ya no tienen su cordura para ser conscientes de su sufrimiento –Yorhaya se detuvo–

-¿Qué pasa maestra?.

-Mira...

La caballero se arrodilló y miró una especie de pequeñas trampas con pinchos hechas de metal, repentinamente se levantó y dio tres cortes al aire, los cadáveres partidos a la mitad de tres pequeños seres que habían saltado a atacarla cayeron al suelo.

-¿Qué son esos?.

-Se les llama vulgarmente enanos o milicia vulgar, son seres pequeños y sin honor que se esconden en la obscuridad, su pequeño tamaño y su cobardía los hace malos guerreros, pero son excelentes realizando asesinatos y emboscadas a los viajeros.

Yorhaya se acercó de nuevo a las trampas y se envolvió en llamas para hacer de linterna antes de recoger una de las bolas de hierro y lanzarla a la pared, la trampa se abrió y una bomba de humo venenoso se liberó saliendo de ella.

-Una trampa simple pero efectiva, al ser pisadas los pinchos deberían penetrar la planta de los pies, una herida de unos pocos centímetros ahí debería causar una horrible hemorragia, el veneno tiene la función de desesperar a la presa, esta al caer en la trama retrocedería tratando de alejarse y por tenerla aun clavada en su pie se tropezaría con facilidad y quedaría vulnerable.

-Veo que eres muy perspicaz, eso habla muy bien de mi magia de sigilo –Dijo Sellen burlonamente–.

-Si hubieras tenido alguna intención asesina te hubiera detectado al instante.

-Oh ¿Dañé tu orgullo?.

-Solo digo la verdad.

Yorhaya se levantó para seguir con su camino, a lo largo de la cueva se encontraron con más trampas y emboscadas, así como varios cadáveres de tiznados roídos hasta los huesos, era bastante sabido que la milicia vulgar rapiñaba los cadáveres de los hombres.

Tras un largo trecho las tres mujeres finalmente lograron salir del túnel y llegaron a un área más abierta, aunque eso no era señal para relajarse, pues el amplio espacio y las alturas eran espacio perfecto para los murciélagos gigantes que no tardaron en notarles.

La caballero corrió esquivando los gritos sónicos de los murciélagos que podían romper huesos con facilidad, ella fácilmente los alcanzó con sus saltos, era increíblemente fácil para ella, era sorprendente ver a un ser terrestre vencer animales voladores en su propio territorio, los demás murciélagos no tardaron en escapar, así son las alimañas, no tienen la idea de honor como los humanos, cuando ven un monstruo peor que ellos deciden huir.

-Bien, estamos cerca, solo queda un desafío.

-Contigo debe ser te fácil maestra.

-Mmmm...

-¿Pasa algo?.

-Millicent, pensaba en ayudarte en esto la primera vez que me contaste de tu viaje, pero si quieres ir a dónde vas hay pruebas que deberás superar tu misma, es la voluntad de Miquella, y como caballero no puedo oponerme.

-¡Pero Yorhaya! El cuidador de la entrada a la Meseta de Altus es un dragón muy poderoso, no puedes dejarle sola –Dijo Sellen quien por primera vez se veía alterada–.

-No, está bien, si es así como debo seguir mi viaje que así sea.

-Qué bueno que lo entiendas... –A Yorhaya la molestó una pequeña sensación– Pero te salvare si te veo en peligro mortal, no voy a dejar morir a mi querida alumna.

-¡¿Enserio?!.

-Claro, es un poco obvio ¿No?.

-Bueno, me hace muy feliz escucharlo de ti –La joven sonrió–.

Yorhaya la imputrescible - Elden RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora