Parte 4: Recuerdos de una nostálgica humillación

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Era de tarda noche en el castillo, casi todos ya estaban dormidos, solo estaban los guardias nocturnos, estos pudieron ver llegar a la Caballero, se notaba bastante cansada, se puso a entrenar hasta que no le diera el cuerpo y aun así tenía ganas de seguir con mas, ella podía recordar poco a poco su antiguo poder, su habilidad había acompañado a su mente en su decaimiento y depresión, pero ahora se sentía mucho más plena y con un enorme hambre de seguir aumentando su fuerza.

Los caballeros abrieron la puerta, ella entró a dormir solo unas pocas horas y se despertó muy en la madrugada, apenas levantarse comió un poco y luego se fue al pantano de Aeonia, esta vez decidió tomar un riesgo enorme y se dejó acorralar por tres caballeros, dos de ellos portaban guadañas y uno portaba una lanza, los dos portadores de guadañas lanzaron halos de luz casi simultáneos mientras el lancero se disponía a embestirla con su lanza, esta preparó un corte y pareció dirigirse al lancero, pero su ataque lo terminó rodeando, haciendo que evada la embestida y los anillos de luz, Yorhaya quedó frente a uno de los caballeros con guadaña y decapitándolo en un instante, luego del corte, La mujer dio un giro rápido y lanzó una réplica de fuego al caballero con lanza, esta atravesó su armadura y lo empaló; Solo quedaba el caballero con la guadaña, ambos se miraron cara a cara y el caballero lanzo un halo de luz desde su guadaña, Yorhaya lo evadió dando un salto y preparó su espada en el aire, esta en un instante había dado un corte giratorio desde las alturas y había decapitado al caballero.

Más tarde ella fue con Millicent mientras aun cargaba las armaduras para purificarlas, la caballero encontró a la joven dentro de la iglesia de la plaga y vio como ya se estaba recuperando, al verla la invitó a conversar un poco mientras ella hacia su trabajo.

-Y ¿Como va tu recuperación?.

-Bien, muy bien, siento que puedo moverme cada vez mejor –La joven de pelo rojo se acercó un poco más a Yorhaya–.

-Fantástico... Dime, Millicent, solo por casualidad ¿Sabes a quienes les pertenecen estas armaduras?.

-No se quién me contó esta historia, pero recuerdo oírla, eran seguidores de una guerrera muy fuerte, tú eres una de ellos ¿no?.

-En efecto, los seguidores de la mujer más fuerte que he conocido, era conocida como Malenia, sus seguidores fuimos soldados increíbles, luchábamos como si la muerte no fuera nada.

-Malenia...

-¿Sabes de ella?.

-Ese nombre suena familiar, demasiado, pero no sé quién me habló de ella por primera vez, tampoco recuerdo nada de ella.

-Ella era una mujer muy fuerte, tenía la misma maldición que tú y aun así llegó a la sima como guerrera.

-Eso... sí, también recuerdo haber oído eso, recuerdo que me contaron de una relación entre ella y la putrefacción ¿Puedes contarme más?.

-De acuerdo, una vez luché contra ella, bueno, más bien fui humillada –Dijo la caballero con un inusual orgullo–.

-¿Cómo fue?.

Lo recuerdo con claridad, la primera vez que conocí lo que era la derrota, fue en Las Tierras del Cañaveral, yo estaba en el ejército de un poderoso dragón llamado Astaroth, logré abrirme paso entre las filas de Malenia y la reté a un combate singular, yo imbuí mis espadones en potentes rayos rojos y ella preparó su espada, me dispuse a atacarla, pero antes de dar mi primer movimiento, todo mi cuerpo me gritó que me mueva, estaba a quince metros de ella al iniciar el combate y apenas pude esquivar el primer golpe, mi instinto me pidió, me suplicó que me siguiera moviendo, que escape, antes de darme cuenta ya tenía un gran corte que recorría desde mi pecho hasta mi abdomen, caí arrodillada al suelo, la miré a la cara y lo supe, supe que para ella ni siquiera era una juego, había entrenado toda mi vida para volverme poderosa, y ella tenia una fuerza de la que yo carecía totalmente como guerrera, fue tan humillante, y aun así no pude pensar en una muerte más digna, estaba feliz de caer en las manos de tal artista, me levanté con todas mis fuerzas y me puse en posición, estaba orgullosa de ser uno de los adversarios que tendrían el honor de caer ante esa espada, hubiera muerto si no fuera por su hermano, el me dio un nuevo nombre y me declaró una nueva sirviente suya y de Malenia.

La Caballero terminó su narración y Millicent pudo notar la admiración que Yorhaya tenía por Malenia, incluso le parecía algo fanática, pero le estaba ayudando a recordar un poco, putrefacción, una gran guerrera, un hermano de la semidiosa de pelo rojo llamado Miquella, todo eso le parecía algo que ya había escuchado acerca de aquella mujer, Yorhaya no lo sabía, pero estaba ayudando a la joven a recordar lo que ella más tarde consideraría su objetivo, por su parte la Caballero no pudo evitar sentirse emocionada y ansiosa tras volver a recordar esa historia.

Al día siguiente Yorhaya estaba dispuesta a entrenar apenas al haber despertado, esta vez quería combatir con enemigos más listos y coordinados, y no fue muy difícil encontrarlos, no todos los Melena Roja olvidaron sus diferencias con la caballero imputrescible como lo había hecho Jerren, muchos aun tenían ganas de partirle la cara, especialmente luego de ser retados a un combate de varios contra una, como si ella los estuviera subestimando.

Ella consiguió un combate con un caballero de elite con una gran alabarda y un buen dominio de la magia, también había tres caballeros normales, dos de ellos con un gran escudo y un espadón, el último tenía una ballesta y una espada, ella pensaba enfrentarse a los cuatro a la vez e incluso les dio tiempo para pensar un plan, se podía notar como los caballeros se sentían ofendidos, espacialmente Guilbert, el caballero de elite que se dispuso a liderar al equipo de cuatro.

-Yorhaya ¿Segura de que no quieres ayuda? Son un grupo muy grande! –Dijo la Tiznada quien estaba entre los espectadores–.

-Nah, esto es solo un pequeño entrenamiento.

-Perra, no creas que puedes mirarnos desde arriba como si fuéramos basura o un simple entrenamiento –Dijo Guilbert con bastante enojo y preparando su alabarda–.

-Guilbert, no te digo que no pelees enserio, pero atacar a matar en un duelo amistoso no es algo que haría un caballero –Dijo el viejo Jerren, sabiendo del carácter de su compañero y estando un poco preocupado por este–.

-Cierto, pero esto solo será amistoso por mi parte, no hay problema si ustedes me miran como un enemigo, derecho los necesito atacando con todas sus fuerzas –Yorhaya sonrió preparada para el combate–.

Yorhaya la imputrescible - Elden RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora