Parte 25: El guardián de Altus.

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Al subir un ascensor y adentrarse por un túnel el trio de mujeres pudo ver un interior con una estructura similar a un puente en medio de ella y con paredes derrumbadas y musgosas que indicaban la antigua existencia de estructuras, repentinamente se podían escuchar unos gigantescos pasos y un rugido, frente a las damas se presentó un ser similar a un lagarto con pequeñas alas en la espalda y que portaba una gran espada.

-Suerte.

Dijo Yorhaya antes de que Millicent saltara al combate, el monstruo trató de cortarla en dos con un tajo vertical, pero la carrera de la joven pelirroja fue más rápida que la espada y la chica ya había dado un corte en una de las piernas del dragón antes de que su espada tocase el suelo.

La bestia rugió y sostuvo con ambas manos su espada antes de dar un poderoso golpe al suelo que provocó un pequeño temblor, la joven se alejó del ataque pero aun así el temblor le hizo tambalearse un poco, pero logró evitar caerse con algo de esfuerzo, el combate siguió y la joven parecía llevar la delantera, cosa que sorprendía a Sellen.

-¿Cómo logra sobreponerse tan fácil?.

-Es simple, el estilo que le enseñé es el estilo de Malenia, es ágil y elegante, se sale constantemente del rango del oponente y se buscan sus flancos, mientras más grande sea tu enemigo es más letal el estilo.

-¿Enserio?... –Sellen se quedó viendo el combate– Pero Millicent tampoco está haciendo mucho daño, sus cortes son solo superficiales, además mira, no está aprovechando bien el espacio de la cueva, se está quedando debajo del puente.

Volviendo a la batalla, el dragón ya estaba escupiendo lava y encogiendo el espacio de combate, aun así Millicent trataba de quedarse cerca del puente, el monstruo tomó con sus dos brazos la espada y comenzó a dar fuertes golpes al suelo causando más temblores y haciendo salpicar la lava, Sellen se preocupó por esto y Yorhaya ya estaba a punto de correr a salvarla, pero pudo ver algo en la mirada de su alumna, podía reconocer esa mirada, la joven de pelo rojo, su alumna estaba híper concentrada, Millicent podía ver todo frente a sus ojos pasar muy lentamente y eso le permitía esquivar las bolas de lava, su alumna lo había logrado, repentinamente el dragón miró horrorizado al techo al escuchar un extraño sonido sobre él, en un instante el puente se derrumbó por los temblores y la lava y grandes escombros de este se cayeron sobre el monstruo y este terminó muriendo por un gran trozo de piedra que cayó sobre su cabeza.

-¿Qué? –Dijo Sellen bastante sorprendida–.

-Mi alumna no es tonta, era obvia que iba a crear una estrategia al ver que sus cortes solo eran superficiales.

-Oh, ya veo... Aun así te veías bastante preocupada al final, parece que tú también estabas subestimando a tu alumna –Sellen se burló haciendo gruñir a Yorhaya–.

-Cállate –Dijo Yorhaya antes de ir con su joven alumna– Lo hiciste muy bien.

-Gracias Maestra.

La joven pelirroja le dio un pequeño abrazo a su maestra y esta se lo devolvió algo incomoda al estar siendo observada por Sellen, al separarse de su alumna la Caballero se dispuso a guiar a sus acompañantes a un último ascensor para llegar a la Meseta de Altus.

-Bien Millicent, déjame hacerte una pregunta ¿Qué te parece este lugar?.

-Es bastante bello.

-No, para nada –La caballero negaba con la cabeza– Este lugar es horrendo, no es muy diferente a Caelim, todo este dorado no es más que la influencia de un dios exterior infectando toda la vida que se encuentra en su camino, es lo mismo que hace la podredumbre, recuerda este consejo, mi querida alumna, un dios siempre será un enemigo, no importa cuanta prosperidad prometa o que tan hermoso sea.

La imputrescible comenzó a marchar hacia adelante, pero repentinamente el sonido de una tormenta la interrumpió, al mirar al cielo pudo ver a una criatura volando envuelta en relámpagos de un fuerte rojo, esta bestia aterrizó frente a las damas y tomó forma humana, sin duda se trataba de Lansseax.

Yorhaya no tardó en desenvainar su espada y correr hacia la dama draconica, ya se había acercado lo suficiente y solo bastaría un corte para partirla en dos, pero repentinamente la dama chasqueó los dedos y una esfera de pura energía eléctrica se interpuso entre el oro inmaculado y la piel de la mujer, e hizo retroceder a la caballero.

-Oh, Yorhaya, Yorhaya, Yorhaya, no has cambiado nada, siempre golpeas antes de preguntar.

-Es lo que hay que hacer frente a un enemigo.

Yorhaya la imputrescible - Elden RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora