❈ - CAPÍTULO XVII - ❈

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Perdió la cuenta de los días que se volvieron semanas, y de semanas pasaron meses, y meses que consumieron la primavera, llegó el verano cálido que alguna vez los unió, sintiéndose tan incoloro como cuando ella aún no lo había conocido en aquel at...

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Perdió la cuenta de los días que se volvieron semanas, y de semanas pasaron meses, y meses que consumieron la primavera, llegó el verano cálido que alguna vez los unió, sintiéndose tan incoloro como cuando ella aún no lo había conocido en aquel atardecer.

Septiembre no era tan emocionante como esperaba.

Tal vez fue al quinto o sexto mes que Chigiri dejó las muletas y ya había vuelto a caminar, estando habilitado para volver a realizar actividades físicas moderadas; sin embargo, nada fue como antes y las esperanzas de (T/N) de que todo se solucionara, simplemente se esfumaron.

(T/N) no sabía que había pasado el momento en que Chigiri volvió a pisar la cancha de fútbol, pero cuando lo vio ahí, el presente se superponía al pasado, y el pasado chico pelirrojo que antes corría por delante de todos ya no existía. Relegado a estar en las posiciones traseras, y sin correr de la misma manera que antiguamente la pantera roja lo hacía, quizás el peso de su nombre desapareció y ya a nadie más le importaba, solo servía de centro de burlas de aquellos que se ríen de la miseria ajena.
Y aunque él todavía participaba en las clases de educación física, parecía que el antiguo Chigiri Hyoma jamás existió.

La excursión escolar de la que participaban era un simple recorrido al museo mirador cerca de la montaña, y la lluvia anunciando el fin del verano hacía que el ambiente fuera más aburrido, causando sueño en todos los estudiantes presentes.

Por el lado de Chigiri, se mantuvo mirando por el gran ventanal del segundo piso del museo, bañando de luz gris del día lluvioso las salas de exposiciones.

Se sentía despersonalizado, su lesión había cambiado la forma en que la se veía sí mismo, y por supuesto, también la forma en que era percibido por los demás.
La admiración a sus habilidades y logros anteriores desapareció, la incapacidad para continuar con sus actividades, con su sueño, causaron una enorme frustración ante las expectativas no cumplidas.

Él odiaba admitirlo, pero era vulnerable, y odiaba que todos vieran a través de él y su actual debilidad, quería que todos se callaran.
A veces, las personas tienden a valorar a los demás únicamente por sus habilidades o logros externos, y cuando alguien ya no puede cumplir con esas expectativas, son excluidos o menospreciados.

Eso era lo que pasaba con él.

─── ¡Ahí estás, Hyoma!───la voz de su amiga lo despertó en su momento de reflexión. Se volteó a mirarla y ella simplemente sonrió con levedad, acercándose a él, parándose a su lado a una distancia de un brazo, mirando la ventana al exterior.─── Está lloviendo mucho... ¿Estás bien?

───No me duele nada, no te preocupes por eso...───respondió sabiendo a lo que ella se refería. Mantuvo su mirada al horizonte gris, había un poco de niebla, pero desde ese lugar alto cerca de la montaña podían ver el volcán activo.

Se quedaron en silencio mientras continuaban mirando el paisaje desde aquel lugar. Las voces en eco del guía y otros estudiantes que se alejaban a medida que el recorrido avanzaba, era lo único que se escuchaba además de la lluvia. Luego de varios minutos las voces desaparecieron, evidenciando que el grupo ya se habían alejado lo suficiente de la zona.

Red Canvas [Chigiri Hyoma] [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora