Red Canvas [Chigiri Hyoma] [CONCLUIDA]

❈ - CAPÍTULO VI - ❈

Los astros se habían alineado aquel día para permitir un buen clima, el festival general y la última actividad para el cierre de semestre de la escuela estaba iniciando.

El aire se llenó de la dulce fragancia de los puestos de comida del club de cocina y las flores de los jardines adornados, bien cuidados gracias al club de botánica y jardinería, para la ocasión. Los sonidos de la música se mezclaban en armonía con las risas de los estudiantes, mientras las actividades y competencias llenaban el lugar de un entusiasmo contagioso.

Las sonrisas de los jóvenes eran como luces que iluminaban el ambiente, mientras que las expresiones de asombro y felicidad creaban una sensación de comunidad y conexión entre los presentes. Era como si la energía del festival escolar hubiera envuelto a todos, creando un ambiente mágico que les permitía disfrutar del momento presente, sin preocuparse por nada más.

El ambiente estaba lleno de colores y movimiento, como un lienzo en constante cambio, donde las personas bailaban, jugaban y disfrutaban de las diferentes actividades. Todo estaba impregnado de un aire fresco, que traía consigo la promesa de nuevas experiencias y aventuras.

Era lo que sentía ella con sus orbes (C/O) brillantes por cada cosa que estaba viendo.

La vida parecía estar en su punto más alto, en medio de la celebración y la emoción que hacía vibrar el lugar.

Padres, niños, estudiantes, maestros...

Hubiera sido genial que sus propios padres hubieran pedido permiso en sus correspondientes trabajos para estar presentes.

Mientras se tomaba su tiempo en recorrer lo que estaba en exposición, pensó que sería genial que sus padres también estuvieran presentes y disfrutando del festival.

Tomaba turnos rotativos con sus compañeros de club para cuidar la sala de artes y que no hubieran accidentes con los cuadros, y que la gente no quisiera tocarlas pinturas con las manos, o romper algunos de los jarrones de arcilla que se habían hecho y pintado.

Sumado a eso, ella estaba titulada como un "Líder Estudiantil", no similar al consejo de estudiantes (porque tenía 14 años, todavía no podía unirse), pero si con cierta responsabilidad de controlar y guiar a los invitados presentes que tuvieran dudas de las actividades o de las direcciones.

Comer, caminar, vagar y repetir.

Con el horario de las actividades que se iban a realizar, sabía que la última actividad sería el partido del club de fútbol, y aunque no le gustaba escuchar tanto griterío; y tampoco podría estar más de una hora viendo como un grupo de 22 chicos perseguían un balón, estaba en sus planes ir a verlo.

Verlo a él, no al partido realmente.

Si verlo en un partido de práctica había causado una explosión de inspiración en ella, un partido contra otra escuela iba a ser la epítome de su epifanía. Tenía que estar presente, no podía estar ajena a las actividades deportivas de su musa, sería infructuoso de su parte.