❈ - EXTRA IV - ❈

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En un rincón del mundo donde el cielo se fundía con el horizonte, un nido de golondrinas yacía oculto entre las ramas de un robusto roble

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En un rincón del mundo donde el cielo se fundía con el horizonte, un nido de golondrinas yacía oculto entre las ramas de un robusto roble. Cada amanecer, el sol pintaba sus plumas con destellos dorados, como si fuesen lienzos en manos de un artista celestial. Las jóvenes aves, aún cobijadas bajo el ala protectora del hogar, miraban el vasto cielo con ojos llenos de anhelos y sueños, sabiendo que algún día también surcarían esos espacios infinitos.

Con el paso del tiempo, el nido se volvió una amalgama de colores y formas, un cuadro impresionista que contaba historias de risas, temores y esperanzas. Las golondrinas, al igual que pinceladas hábiles, empezaron a plasmar sus propias vidas en el lienzo del cielo, cada una con su matiz único, con su propio vuelo destinado a descubrir las estrellas.

El cielo las recibía como un lienzo blanco, invitándolas a esparcir sus colores y a crear sus propias constelaciones de sueños.
Cada trazo en el aire era un paso hacia el futuro, un rechazo a mirar atrás para no desdibujar la obra maestra que estaban creando.

La promesa del futuro era tan brillante como las estrellas que adornaban el cielo nocturno, y cada uno de ellos soñaba con alcanzar la gloria.
No era un destino, sino un camino, un camino que seguirían trazando con cada paso, cada juego, cada victoria y cada derrota.

Solo el misterio dominaria el camino de quien estaba encargado de pintar el telar del destino.

En el bullicio de la multitud, las luces brillantes, los enormes edificios y lujosos detalles, el show comenzaba ante la multitud de expectadores que sostenían sus copas más caras de algún alcohol destilado costoso que definitivamente olvidaría su nombre.

En su tic nervioso, se aseguró de que su hebras (c/c) estuvieran ordenadas, por primera vez, y que no hubiera ninguna arruga en su vestido blanco. De manera discreta por supuesto.

Mientras los presentadores daban su saludo final y anuncio de inicio del evento en inglés, ella recordó su propia presentación en el idioma universal y repasó la correcta pronunciación en caso de que alguien se acercara a hablarle.
Ella simplemente sonrió, saludó, reverenció y se volteó para subir los escalones de la escalera de metal que le habían preparado para alcanzar lo más alto de su enorme lienzo. Algunas latas de pintura descansaban en los escalones o colgados del unico barandal.

Ese era su propio escenario.

«Soy (T/A) (T/N), una artista que encuentra su musa en el mundo del fútbol»

En lo alto, frente a un lienzo en blanco que parecía extenderse hasta el infinito, ella se detuvo y tomó un momento para contemplar la inmensidad de su tarea. Pero no se sintió abrumada. Al contrario, sintió una chispa de emoción y determinación encenderse en su interior.

«Mi lienzo no es convencional. No se trata sólo de pinceles y pintura. Con cada brazada y cada detalle nace algo nuevo y único», pensó en cada gol, cada pase, y cada jugada maestra que había presenciado. Inspirada por la belleza y la dinámica del deporte, había decidido plasmar esos momentos en su arte, capturando la esencia de cada partido en pinceladas vibrantes y emocionantes.

Red Canvas [Chigiri Hyoma] [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora