❈ - CAPÍTULO XXXI - ❈

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Cuando sintió que encontró un buen lugar para detener su huída lejos de la vergonzosa escena que había causado, se dio cuenta del mal estado físico que tenía

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Cuando sintió que encontró un buen lugar para detener su huída lejos de la vergonzosa escena que había causado, se dio cuenta del mal estado físico que tenía. Apoyándose contra la pared y jadeando por aire, se cuestionó cómo Chigiri Hyoma podía alcanzar tanta velocidad al correr.

Agitó la cabeza y tomó una última bocanada de aire, tratando de calmar los latidos de su corazón. Entonces entró en razón de que había tomado carrera a ciegas y no sabía en que bloque o pasillo estaba. Metió la mano en el bolsillo, en un movimiento automático en busca de su celular, y cuando palpó toda su ropa, sin encontrar el aparato, recordó que se le había resbalado de las manos y lo atrapó ese Nagi Seishiro.

Efectivamente, estaba perdida.

Maldijo en voz alta por su estupidez, y miró a sus alrededores tratando de identificar los pasillos y las puertas.
Lo malo de ese edificio es que todo el diseño de cárcel industrial era repetitivo y no había ninguna ventana para orientarse por el paisaje o por la luz del sol. Era un laberinto de metal.

Levantó la cabeza en busca de una cámara de seguridad. Cuando la encontró, agitó su mano hacia ella, pensando que, tal vez, podría llamar la atención de quién fuera que le advirtió sobre estar cerca de los chicos cerca de las cámaras y malentendio la situación.

No pasó nada. Volvió a maldecir, concluyendo que, quién fuera, solo estaba interesado en el chisme y en espiar personas.

Sabiendo que su única opción era encontrar a alguien más para que la ayudara a guiarse, caminó hacia la puerta más cercana y está se abrió automáticamente. Un campo de fútbol.

Se sorprendió bastante de que de verdad ubieran campos de fútbol internos como Chigiri le había explicado (y el gemelo Wanima también), las luces eran potentes en verdad y había pantallas arriba de ambos arcos. Pensó que estaba vacío cuando divisó a una persona rodeada de balones a sus pies.

Cabello naranja totalmente salvaje, musuculosa negra, por un instante comparó su complexión física con la de Noel Noa, pero su aura le provocaba más miedo que respeto. Y cuando los orbes naranjas decorados lugubremente con marcas de cansancio sombría y un semblante muerto, un escalofríos le recorrió la espalda. Su nombre era Kunigami Rensuke, era lo que recordaba, uno de los que metió un gol en el partido más reciente.

Le sostuvo la mirada por unos instantes, ella consideró en si disculparse por verlo y huir o perdirle un poco de su tiempo para que la guiara al estrato de Inglaterra. Pero si ya estaba ahí, lo peor sería ser una maleducada.

───Disculpa, me perdí...───entró a la cancha, dirigiéndose al muchacho con cierta timidez. Se veía imponente en persona y mucho más de cerca, como si fuera un animal peligroso─── ¿Sabes dónde está el estrato de Inglaterra?

Tomó su identificación que colgaba de su cuello y lo levantó ligeramente para que él lo viera, no quería causar ningún malentendido de nuevo, y menos sabiendo que tenía ojos encima, a través de las cámaras.

Red Canvas [Chigiri Hyoma] [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora