40. 𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐𝒔

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𝑹𝒖𝒃𝒚

Llegó el fin de semana, me siento aliviada porque al fin Eddie dejará de molestar haciéndome preguntas para la cena, por otro lado estoy nerviosa, no sé que vaya a pasar más tarde.

—Enana, sé sincera, por favor —abre la puerta sin anunciarse antes.

—¡Eddie, estoy cambiándome! —rápido tomo mi almohada para  cubrirme pues sólo estoy en ropa interior.

—Lo siento, no ví nada —se cubre los ojos.

—¿Qué necesitas ahora? —ruedo los ojos.

—¿Cuál crees que se ve mejor? —me muestra una camisa negra y otra blanca.

—El color negro te queda bien, sólo intenta ser tú —

—Creo que no es momento para ser yo, imagínate llegar con mi vestimenta de siempre... —baja su mirada.

—Amo tu forma de vestir tonto, pero creo que tienes razón, ¿qué más te pondrás? —toco la cama varias veces invitándolo a sentarse.

—Pues un traje, Mike me lo prestó, es viejo pero creo que funcionará —se encoge de hombros.

—Yo opino que no lo lleves completo, dale tu toque, mira te explico —mientras le comparto mi idea me mira atento y con entusiasmo, sale de mi habitación para ir a cambiarse.

Yo opté por algo formal pero no tan elegante, después de ponerme un poco de brillo labial bajo las escaleras.

—Hace frío, ¿no prefieres algo más largo? —Eddie frunce el entrecejo al verme.

—No, ya me hiciste esa pregunta tres veces y te contesté que no —ahora rueda los ojos.

𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆

Llegamos a la casa Harrington, por arte de magia las ganas que tenía de venir se esfumaron sólo quiero salir corriendo.

—¿Y si decimos que nos enfermamos del estómago? —

—No, todos estos días tuve que soportar tus enormes ganas de venir así que ahora vamos —la enana baja del auto, aprovecho para subir los vidrios y poner seguro a las puertas.
—¡No seas infantil, vamos Eddie! —

—¡No entraré, tengo miedo, entra tú, yo puedo esperarte aquí! —grito desde el auto.

—Bien, voy a entrar para decirle a los Harrington que estás actuando como un bebé —respiro profundo y abro la puerta, al mal tiempo darle prisa.

Ruby toca el timbre pero nadie abre, una segunda vez y tampoco hay respuesta.

—Vamos, aún estamos a tiempo —susurro mientras la jalo del brazo.

—Tienes razón, vámonos —cuando por fin la había convencido de salir corriendo alguien abre la puerta.

𝑺𝒕𝒆𝒗𝒆

Escuché el timbre varias veces pero era abrir la puerta o que la cena se quemará en el horno, así que primero puse a salvo lo que mi madre y yo preparamos para esta noche.

Al abrir la puerta mis ojos no saben a cuál de los dos Munson ver, Ruby lleva un vestido de seda, no puedo distinguir bien el color, me pierdo en su escote y me avergüenza el pensamiento que llega a mí al darme cuenta que no trae sujetador, lleva también unos zapatos de tacón que la hacen ver más alta de lo que ya es, lleva el cabello suelto y huele delicioso, y Eddie creo que pasó horas frente al espejo, se ve bien.

—Hola —veo de arriba a abajo a mi preciosa novia.

—¿Y Cassie? —pregunta el pelinegro tratando de ubicar a mi hermana.

𝑴𝒊𝒍 𝑽𝒊𝒅𝒂𝒔 𝑴𝒂𝒔 - 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora