2. Aguafiestas

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Narra Lheyra:

"Al diablo las clases de mañana" Ayer sonaba muy bien esa frase, pero hoy....definitivamente no.

Miro el reloj  nuevamente, mientras cambio la hora por una màs atrasada. Nadie puede corroborar que fui yo quién modifico la hora del reloj, y no fue un problema del aparato.

Aliso la falda a cuadros del uniforme, y me preparo para tocar la puerta de la secretaria. Llegue una hora tarde, por lo que tuve la desgracia—nótese el sarcasmo—de no conocer a mis nuevos compañeros.

La puerta se abre de sorpresa, y una sonriente mujer con un maquillaje realmente elaborado se presenta frente a mi.

—Usted debes ser la nueva alumna—Asegura, y mira sobre sus lentes leyendo rápidamente un documento entre sus manos—Lehyra Dwens.

—Si, soy yo.

—Perfecto, veo que llega una hora tarde señorita—Su voz pasa de la alegría al regaño.

—¿Qué? Por supuesto que no, yo siempre soy puntual—Muestro mi reloj fingiendo sorpresa ante su acusación.

—Tal parece que su reloj se averío. 

Señala un reloj de manecillas en la pared que muestra la hora actual.

—Oh, lo siento, no fue mi intención llegar tarde.

—No se disculpe, señorita Dwens, a todos nos puede suceder.

La mujer sonríe levemente, hasta que parece recordar algo.

—Aquí están sus horarios—Comenta, estirando hacía mi una hoja que tomo con un leve asentimiento.—Ahora vaya a clases, de inmediato.

—Gracias, hasta luego—Volteo hacia el desierto pasillo, caminando hacía....Bueno ni idea hacía donde me dirijo, olvidaron hacerme un recorrido por el lugar.

Sigo caminando hasta que me detengo frente a una puerta, escucho la fuerte voz de un profesor y me asomo por la perilla de la puerta, sí, si luce como un profesor de historia.

Toco la puerta, y escucho al profesor acercarse.

—Lo siento por la tardanza tuve una demora en secretaria ¿Puedo pasar?—Cuestiono hacia el hombre que me mira sin expresión alguna.

—¿Usted es....?

—Lheyra, Lheyra Dwens, soy nueva en Lorchpey—Explico ante su mirada de duda.

—Adelante.

Se hace un lado y me permite pasar. Observo rápidamente la clase sintiendo las miradas sobre mí, localizo un asiento libre al fondo y avanzo hasta allí. Me siento sin mirar a nadie mientras saco un lápiz y un cuaderno de notas.

—Bien alumnos, ella es su nueva compañera. Continuemos con la clase—Dice el profesor y agradezco internamente que no me haga dar una innecesaria presentación.

La clase inicia y no demoro en notar que aunque si es un profesor de historia es un curso màs avanzado. Aunque no me es difícil participar en la clase, pues cuando tienes unos padres que aman resaltar tienes que ser una alumna destacada aunque eso implique tener mil clases extras. Una de las cosas que agradezco de mudarme a Lorchpey: ya no estoy obligada a tener mil clases particulares.

Al finalizar la clase, la multitud de alumnos huye como si estuvieran escapando de un meteorito, parecen una avalancha de dinosaurios con tanto ruido.

Cuando por fin el salón esta vacío salgo sin apuro alguno, y camino por el pasillo transcurrido sintiendo las miradas fijas en mí.

Observo un montón de personas en circulo abucheando por algo, lo que posiblemente sea una pelea. Con la curiosidad latente, me acerco con disimulo a la ronda, y me felicito a mi misma al ver lo que esperaba; una pelea entre dos chicos.

Uno de ellos de cabello violeta que llama mi atención empuja con repetidas veces al chico de remera azul, que a lo contrario de lo que creería no parece ser un debilucho miedoso. No, seguramente mida màs de dos metros, por lo que con una sola patada derribar al enano de cabellera violeta.

Lo dices como si midieras mucho.

Bueno, no arruines mi relatación de la pelea, Conciencia.

El peli-violeta empuja al gigante de tal manera que termina en el suelo, y los fans gritan conmocionados, pero el gigante se levanta y por primera vez en el partido encesta y, y, y....GOOOL.

Creo que encestar y gol, no van de la mano, Lheyra.

—¡VAMOS!—Animo entre la multitud, sin saber exactamente a cual.

Pero todo el partido se detiene cuando los fans se callan y mi grito es el último en oírse causando que todos voltean hacía mí.

Busco con la mirada la secretaria o algún profesor causante de la detención de mi entretenimiento. Pero me encuentro con una intensa mirada verde.

Todos parecen hacerse a un lado mientras un chico digno de ser modelo cruza por la ronda como un dios pasando entre los mortales. Me quedo por un instante procesando el aroma tan varonil que cruza por mis fosas nasales.

Mierda, quiero sentir ese aroma por toda la eternidad.

—¿Qué mierda hacen?—Su voz ronca y brusca, hace que los dos conflictivos agachen la mirada.

La autoridad que tiene parece ser la de un profesor, pero mis ojos no pasan de alto lo bien que le queda el uniforme a ese adonis.

Nadie dice nada.

—Vayan a ser su maldito trabajo, imbéciles—La orden demuestra la exigencia en cada palabra y los dos mencionados salen disparados de entre la multitud—¿Qué hacen todavía parados aquí como idiotas? ¿Acaso tienen algo que decir?

Todos se quedan mudos, y arrugo el ceño sin entender la jerarquía de este lugar.

—Yo—Levanto mi mano, y la mirada de todos incluso la rubio mandón se posa en mí—Yo tengo algo que decir—Anuncio caminando hacia el oji-verde que me mira de arriba a bajo escaneándome con la mirada—Declaro que gano esta lucha el gigante de camisa azul.

Silencio. El rubio me  mira confuso y ....bueno no se realmente describir que expresa su mirada, pero sin duda no es felicidad.

Cuando nadie dice nada màs, doy media vuelta y me adentro en el público, saliendo de allí. 

Para algunas personas que miren el espectáculo desde afuera puede sonar patético, pero en mi defensa, hay personas que se toman la vida muy en serio.

Mismas personas que aún siguen con vida. Si tú sigues respirando de esta forma no durarás mucho.

Que va, pero ¿Qué dices?

No me sorprendería que no dures un año màs de vida, Lheyra. El rubio te miraba como si quisiera matarte.

Ese tipo seguro solo es un mandón con aires de rey, incapaz de hacer algo màs que amenazar.

Tiene aires de rey, y luce como uno. Esta bien guapo ese tipo.

Aja, pero es un aguafiestas que arruino mi entretenimiento.









































Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora