31. Eboscada

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Narra Lheyra:

-¿Puedo saber cómo sabes romper una cerradura con tanta facilidad?-Cuestiono en voz baja, observando detenidamente como Kus abre sigilosamente la puerta de la mansión Skillek.

-Gajes del oficio-Responde en un murmullo, abriendo la puerta para mi-Las damas primero.

-Y los cobardes de últimos-Bromeo.

-Me parece bien-Acuerda.

Miro dentro del recibidor de la sala, el espacio es inmenso, y aunque ya lo haya visto, aún quedan muchos detalles por ver. Lastima que la oscuridad hace imposible apreciar el lugar.

Suelto un suspiro, entrando, tanteo a ciegas intentando no chocar con ningún mueble.

El silencio, y la absurda oscuridad le dan un toque de terror al ambiente.

-Me estoy arrepintiendo-Confiesa Kus a mis espaldas, cerrando suavemente la puerta.

-Ya es tarde para eso.

Observo la única luz que llega; un reloj digital en la pared que marca las tres de la mañana.

Buena hora, para visitar a tus vecinos.

Más si eres un fantasma.

Doy unos pasos, sintiendo la suavidad de una alfombra bajo mis pies. De repente un ruido a mis espaldas me alarma, y me agachó rápidamente por instinto.

-¡Auch!-Se queja el platino-Mi dedo chiquito...-Murmura.

Ruedo los ojos, a este paso no tardarán en darse cuenta que estamos aquí.

-Kus, vigila a fuera, si quieres-Ofrezco.

-Uff, ya estaba esperando a que lo dijeras-Susurra antes de volver a salir.

La luz que entra un segundo antes de que se vuelta a cerrar la puerta, me ayuda a moverme rápidamente hasta las escaleras.

Me agachó, intentando gatear hasta el último escalón. Cuando creo que al fin lo he logrado, retengo el aliento.

¿Desde cuándo habían tantas puertas?

La ventana con las cortinas semiabierta deja el pasillo principal con una escasa iluminación.

Cómo recordaba, al final de las escaleras, el camino se divide en tres. Izquierda, derecha o seguir recto. Si mi memoria no falla, si sigo recto, estarán las habitaciones. Así que descarto esa opción, y voy hacia la izquierda.

Ante la duda siempre hacia la izquierda.

Sonrío, sabiendo que alguna de estas puertas, tiene lo que estoy buscando.

¿Cómo lo sabes?

No lo sé.

¿Y que estás buscando?

No lo sé.

¿Qué planeas hacer si te descubren?

Tampoco lo sé.

A tientas me levanto, observando la única puerta que está semi abierta.

Si lo que buscas es evidencia para delatarlos, dudo que la escondan sin seguro.

-Bingo-Digo para mi misma, cuando observo una oficina algo desordenada frente a mis ojos.

Me detengo frente al escritorio, documentos, papeles y portofialos, que sin duda parecen aburridos.

Ignoro todo esto, hasta mis ojos localizan una laptop en uno de los cajones del escritorio. La tomo, y cuando estoy por festejar, algo llama mi atención.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora