15. "¿Me buscabas, Nena?"

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Narra Lheyra:

—¡¿Qué?!—El chillido de la rubia provoca que todos claven su mirada en nosotras.

—Shh—Intento callarla sintiendo la mirada de todo el comedor sobre nosotras.

—¡¿Acaso estás loca?!—Exclama alterada—¿Le rompiste el celular a Lukaw? ¡¿A Lukaw Skillek?

—Si, bueno, más o menos—Contesto dudosa.

—Estás frita—Asegura—Le haces la competencia en la presidencia al mayor de los Skillek, y luego rompes el celular de Lukaw. No entiendo cómo estás tan tranquila.

—No es para tanto. Su móvil sigue funcionando, y si es necesario le compro otro.

—No entiendes, Lehy, eres nueva en Lorchpey, pero las cosas no son tan simples acá.

—¿No son tan simples? ¿Te refieres a la extraña jerarquía que tienen acá? No es difícil ver cómo tratan a los Skillek; como reyes—Comento rodando los ojos—Hasta parece que agachan la cabeza cuando ellos pasan.

No parece. Lo hacen.

—Si entiendes la jerarquía ¿por qué no la sigues? Es lo mejor para todos. No los desafíos, Lheyra.

—Lizziana, unos niñatos con complejo de dioses no son nada más que eso; niñatos.

Niñatos que te superan en edad.

Pero no en habilidad.

Seguro que en ego, nadie te supera. Y menos en competitiva.

—¿No son nada?—Pregunta como si la hubiese ofendido.

—No. Y para que te quede claro, ganaré la presidencia estudiantil—Digo con seguridad.

—Lehyra...—La veo exhalar, rindiendose al fin—Bien, yo te voto.

—Genial—Choco los cinco con ella, antes de levantarme.

—¿A dónde vas?

—Necesito ir a hablar con el Skillek presumido.

—¿Con Matthyw?

—No, con el otro.

Olvidaste que el rubio también es un presumido de primero.

—¿Con Lukaw?—Su confusión es clara—¿Qué harás? Digo, no es que realmente me importe, pero como tú amiga, debo aconsejarte que no te metas con él. Es...mujeriego—Murmura la última palabra como un secreto, asegurándose que nadie más la escuché.

—Uhg, no.—Niego, arrugando el ceño.

No finjas que no te gustaría pasar una noche con el castaño. Bien sabes, que los tres están como volcanes; calientes y más.

—¿Entonces?

—Necesito hablar con él, para resolver lo del castigo. No quiero pasar todas mis tardes limpiando con él, y dudo que él lo quiera.

—Aún no me has dicho que les pusieron de castigo.

—Luego te cuento.

Salgo del comedor, percatandome que ninguno de los Skillek están allí.

Camino por los pasillos vacíos buscándolo. Solo queda una hora para la última clase, por lo que la mayoría se han ido.

Me detengo al ver al pelinegro caminando. Va con tranquilidad caminando, a paso lento, con sus manos en los bolsillos, y su típica ropa negra.

—Hey.—Lo llamo pero me ignora.

Corro hacia él, y tocó su hombro, para detenerlo. Pero en vez de parar, se da vuelta a una velocidad sobrehumana, y su mano termina en mi cuello empujandome a la pared del pasillo.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora