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Narra Lheyra:

Quiero irme. Y eso que estoy en mi casa. Pero el estar sentada, escuchando una aburrida charla sobre política, hace que quiera huir.

Y para empeorar las cosas, tengo a Lukaw a mi derecha, a Nizaw frente a mi, y a Matthyw a mi izquierda. Estoy rodeada.

Reviso mi móvil, entrando al chat con Kus, que acaba de mandarme una foto. Varias botellas de cerveza, y algunas de vodka, se muestran en la foto.

“Aquí estamos de fiesta»

Increíble. Podría estar con él, pero no, estoy aquí.

“Ojalá poder estar ahí” Envío el mensaje, antes de simular prestar atención a lo que dicen.

—...Firmar ese contrato, sería la sentencia a muerte de nuestro patrimonio—Comenta mi padre.

Agachó la cabeza a mi móvil, cuando una respuesta llega.

“¿Quien dice que no? Escápate por la ventana”.

No, no, no, es una muy mala idea, Lheyra.

—Lo sabemos, mi esposo está solucionando eso, esa es la razón por la que no ha podido venir a Lorchpey aún—Menciona Leticia.

Me aclaro la garganta, llamando la atención de los presentes.

—Si me disculpan, lamento tener que retirarme con anticipación de la cena, vecinos—Comienzo a decir—Pero, me duele el estómago, así que si no les molestan iré a mi habitación. Buenas noches.

No dejo que nadie responda cuando ya estoy subiendo las escaleras. Si les molesta, tampoco es que me importe mucho.

Cierro la puerta de mi habitación, cambiando mi ropa. Un pantalón y un top, con botas de tacón; mucho más cómodo.

“Estoy afuera” sonrío por el mensaje de Kus.

Abro la ventana, observando la distancia del suelo. Suspiro, dispuesta a saltar, pero antes de eso, un brazo tira de mi cuerpo hacia atrás.

—¿Qué?

La mano del rubio cubre mi boca, haciendo chocar mi espalda con la pared. Su mirada esta llena de enfado, muy contrario a la dureza que siento en mi muslo.

Su mano baja a mi cuello, y su boca impacta de forma salvaje con los mía. Me quedo paralizada, sintiendo sus labios moverse deliciosamente sobre los míos. Pero no demoro en morder su labio inferior con fuerza. Lo oigo gruñir antes de apartarse, con una mirada matadora.

Empujó sus hombros, y aún confundido se aleja. Justo cuando me acerco nuevamente a la ventana.

—¿Qué mierda haces?—Me recrimina sosteniendo mi brazo con fuerza.

—O me sueltas o vuelvo a morderte y no el labio—Amenazo.

—No seas infantil ¿por qué te escapas?

—No es tu tema.

—¿Por qué te escapas?—Repite perdiendo la paciencia.

—Jodete—Digo antes de saltar.

Caigo, sintiendo el impacto, pero olvidó el dolor, levantándome para verlo desde mi ventana.

Sonrío, mostrándole el dedo corazón, antes de irme hacia el auto de Kus.

—Arranca—Pido cuando ya me subí.

(...)

Bajamos del auto en una casa de la misma estructura que el resto de casas de Lorchpey. Pero por la ubicación sé que no he venido aquí jamás.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora