6. Competencia de Fiestas

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Narra Lheyra:

Jamás me imagine compitiendo por la mejor fiesta. Pero aquí estoy.

Los parlantes hacen retumbar la casa, y el volumen de la música esta tan alto que el piso vibra al ritmo.

Todavía no he bajado, sigo en mi habitación y fue Lizz quien se encargo de recibir a los primeros invitados. En mi defensa, no es que yo sea una mala anfitriona—aunque posiblemente si lo sea—fue la rubia que emocionadamente quiso iniciar la fiesta.

Me miro por última vez al espejo, mi cabello castaño suelto un poco debajo de mis hombros, mis ojos grises resaltando con el maquillaje. Y principal, un hermoso vestido negro adherido a mi cuerpo como una segunda piel. Tiene un escote recto que deja ver el inicio de mis pechos, mientras que la tela llega a mis muslos, resaltando asì mis curvas.

Me veo divina. 

Màs bien, soy divina.

Ególatra, eso eres.

Ególatra y divina, si soy.

Salgo de mi habitación y el potente ruido de los parlantes inunda mis oídos. Bajo las escaleras observando que ya hay bastante gente. Màs de las que creí que vendrían.

El living esta inundado de personas bailando y bebiendo. Me muevo entre los cuerpos hasta llegar a una llamativa cabellera rubia.

—¡Lizz!—Grito por encima de la mùsica, pero no me escucha—¡LIZZ!—Sacudo su hombro, y esta vez tengo su atenciòn.

La rubia me sonríe al verme, y se aparta del grupo de chicos con los que estaba bailando.

—¡Solo hace dos horas que empezó y ya hay mucha gente!—Comenta alegre, sin parar de moverse al ritmo de la música con su bebida en mano.

¿Dos horas? ¿Tan rápido pasa el tiempo mientras me maquillo? Debería comenzar a maquillarme en clases...

Dos horas son las que te demoraste decidiendo que vestido ponerte.

—¿Y la otra fiesta?—Cuestiono, pero la rubia no responde solo jala mi mano, arastrandome entre las personas hasta salir de la casa.

Miro hacia la mansión vecina, y si creí que en mi casa había una grandiosa fiesta, al lado de la fiesta vecina no es nada.

—Es increíble la cantidad de gente que pudiste reunir en tan poco tiempo.—Halaga, y agradezco que ahora puedo escucharla mejor, aunque ahora también escucho la mansión de la otra fiesta.

—Pero parece que ellos se la están pasando mejor.—Hago una mueca al ver las personas desesperadas por entrar a la mansión.

—¿Quieres averiguarlo? Vamos.—Propone.

—¿Qué? No. No voy a ir a la fiesta enemiga.

—Vamos, te vez preciosa estoy segura que te dejan pasar.

—¿Se guían por cuan linda es la gente o qué?—Bromeo, dudo que dejen entrar a personas no invitadas, solo por verse bien.

—No....bueno, algo así—Dice insegura—Eres muy hermosa, nadie te va a negar la entrada aunque sepan que no estas invitada.—Responde.

Me lo pienso un segundo. Si nadie me niega la entrada, nada me impide ir ¿No?

Tal vez el hecho de que tengas una fiesta en tu casa, sea suficiente para no ir a otra fiesta.

No, no es suficiente.

No puedes abandonar una fiesta en tu casa, Lheyra.

Mmm....Sip. Si puedo.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora