29. Desayuno

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Narra Lheyra:

—Hasta ser rebelde tiene responsabilidades—Se queja Kus mientras caminamos por el bosque.

El sol apenas está saliendo pero la decisión-claramente no grupal-fue fingir que nada sucedió.

Un pésimo plan. Pero las palabras de Markus "Si no me acuerdo no pasó" nos convenció de fingir demencia.

Y aquí estamos. Sin poder huir. Porque, vamos, somos horribles en esto de huir.

Así que ahora estamos volviendo al pueblo. Rezando para que nadie salga muerto. O al menos no todos salgamos muertos.

La calle al límite del bosque sigue desierta lo que facilita nuestra ruta de regreso.

Nos separamos en la calle principal, cuando la rubia se dirige a su casa, con una mirada insegura.

-¿Dices que sobreviva está noche?-Me giro de repente hacia Kus, golpeando su hombro.

-¿Cómo dices eso?-Exclamo-Claro que va a seguir viviendo.

-Si tú lo dices.-Se encoge de hombros sin darle importancia.

-Pensé que te querías tirar a Lizziana, no parece que te importe que siga viva-Murmuro-¿Le das a la necrofilia?-Bromeo.

Arruga el ceño, mirándome con cara de asco.

-No. Pero está colada por un tipo, así que solo estoy esperando que lo maten a él primero.

-¡¿Qué?!-Volteo a verlo sorprendida.

-Es broma, es broma. Bueno, no, pero sí.

Cuando llegamos a casa, entramos por la puerta del fondo, notando que todo sigue igual.

¿Y qué esperabas? ¿Un cartel de bienvenida?

No estaría mal...

-Voy a dormir-Aviso, pasando por al lado del platino subiendo las escaleras.

Pero no llegó muy lejos cuando unos golpes suenan en la puerta. Markus es el primero en esconderse bajo la mesa, mientras me mira como si esperará que sacará una espada o algo para defenderlo.

Camino hacia la puerta con expresión de cansancio. Abriera o no la puerta, si me quieren matar lo harán con o sin una madera de por medio.

-¡Hey Lheyra!-Leticia saluda alegremente dejando un beso en cada mejilla-Veo que recién te despiertas.

No dormí.

-Si, recién-Murmuro.

Ella asoma la cabeza discretamente encontrándose con Markus que sube las escaleras con sigilo.

-Oh, perdón que los interrumpa, no sabía que tú amigo estaba aquí.

-No te preocupes, no interrumpes nada-Menciono esperando que diga a qué vino.

-Bien, entonces supongo que no les molesta que los invite a desayunar a mi casa-Ella sonríe con amabilidad-Hice unos panqueques con miel, no sé si les guste.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora