30. Perdón

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Narra Lheyra:

Cuando éramos pequeños, nuestros padres nos obligaban a ir a esos aburridos eventos de sociedad.

Donde todos se vestían de lujo, ponían su sonrisa más falsa, y preparaban su garganta para fingir reír con cualquier estúpido chiste de alta sociedad.

Claro, que la única diversión que unos niños podrían encontrar en esos eventos, era el drama.

Nunca faltaba el esparcir un falso rumor, aunque más de una vez terminaron siendo reales.

"Ayer fui a la oficina del Señor Smith con papá, y lo ví con una muchacha muy joven de pelo rojo, estaban muy felices abrazados sobre el escritorio" Le había dicho a Kus uno de esos días, frente a la esposa del señor Smith, que no demoro en escuchar.

¡Uff! El escándalo que se armó aquella vez, pues resulta que la secretaria del señor Smith era pelirroja. Un divorcio entre socios, que termino disolviendo a una empresa entera y mandando a la ruina a otras.

Inocentes juegos de niños, por suerte.

Aunque lo más común era armar nuestro propio drama, era tan habitual que incluso creamos códigos.

"Cuando te de un golpe en la pierna, y llore en tu hombro, acusa a alguien de hacerme llorar".

Códigos que sirvieron incluso para conseguir que un Skillek acabará de decirme "Perdón".

-Estás perdonado-Limpio mis lágrimas, antes de darle un sorbo al café.

El rubio me fulmina con la mirada, antes de soltar una grosería por lo bajo.

-Bueno, ahora que todo está solucionado. Les deseo suerte a ambos en la presidencia, y espero que su amistad no se arruine por la competencia-Comenta Leticia, agarrando un bolso de una silla-Debo irme, hasta luego-Tira un beso al aire antes de salir prácticamente corriendo por la puerta.

Y ahora sin Leticia, lo único que rompe el silencio es el ruido de Kus masticando sus panqueques.

Reviso mi celular cuando el momento se vuelve demasiado tenso, y me sorprendo al ver varias llamadas perdidas de Lizz.

Eso pasa cuando tienes tu móvil silenciado todo el rato.

Antes de que pueda devolverle la llamada, el celular de Markus empieza a sonar y contesta poniéndolo en alta voz.

Una horrible manía de Kus; siempre pone las llamadas en alta voz.

-¡Los hermanos Skillek, ellos los van a matar!-Chilla la rubia a través de la llamada.

Me atragantó, cuando noto que todos escuchamos su grito.

Maldición.

Markus se apura en cortar la llamada, pero el movió cae de sus manos estallando con el suelo.

-¡Hay una fog...!-La voz de la rubia se interrumpe cuando al fin Kus alcanza el celular.

El platinado continua con su comida como si realmente no fuera nada raro lo que acaba de pasar.

-¿Qué?-Levanta la vista mirando a todos, incrédulo-No es nada nuevo que tengan un ¿oficio? Tan raro.

Los tres se miran entre ellos, y cuando ya tengo la mirada ubicada sobre el cuchillo sobre la mesa, ellos se levantan a la vez.

Agarro el cuchillo, mientras también me levanto a la defensiva.

Jamás pensé que tendría que luchar por mi vida con un cuchillo de manteca.

-¡Kus!-Lo llamo cuando aún sigue sumergido en el desayuno.

-¿Qué? Ah, sí-Se pone a mi lado sosteniendo una cuchara con una pose de ninja-No se muevan, o ustedes saldrán muertos.

Cuando el pelinegro da un paso rodeando la mesa, es el primero en recibir una taza voladora, que se estrella en la pared a su lado.

-Mierda-Murmura con la voz ronca, mirando en mi dirección con sorpresa.

Lukaw observa la situación levantando sus manos en rendición, pero cuando veo que el rubio aún permanece a la defensiva es el siguiente en ganarse un pan tostado por la cabeza.

-¿Qué...?-Ni si quiera le da tiempo a esquivarlo cuando recibe el golpe.

Damos dos pasos atrás, aún con las armas en mano. Tres pasos atrás. Cuatro. Cinco. Y unos cuantos más, y casi estamos en la puerta trasera.

-Se mueven y disparo-Amenaza Kus, levantando la cuchara.

Cuando al fin llegamos a la puerta, Kus lanza la cuchara por los aires corriendo desesperado.

Yo por mi parte, me quedo inmóvil a un lado de la puerta manteniendo la mirada de los tres por unos segundos antes de cerrar la puerta saliendo al patio.

Paso la cerca hacia mi casa, observando que Kus ya ha entrado.

Cuando lo veo sonrío, levantando las llaves que robe de su puerta.

-¿Ahora también somos ladrones?-Frunce el ceño, mientras cierra todas las cortinas y puertas.

-Robaremos la información que nos falta.

-¿Cuál es el plan?

-Robar evidencia, no sé, un arma o algo que nos ayude a comprobar que son asesinos.

-¿Cuándo?

-Hoy en la noche.

-Hoy en la noche-Repite asintiendo mientras levanta una cuchara de manera amenazadora.

(...)

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora